Carla (Mariela Mutilva) se muda a Capital, estudia, a los 25 años consigue trabajo en algo que nada tiene que ver con su carrera y comienza a preguntarse qué hacer con su vida. Sin demasiado horizonte a la vista regresa a Uribe y mientras intenta procesar el sentimiento de fracaso, muere su abuela, lo que suma nuevos vaivenes emocionales a un personaje que navega entre la envidia, el enojo y la frustración. Ese proceso interno es el eje de Triste para siempre, el film que se encuentra en pleno rodaje con locaciones en Uribelarrea y la ciudad de Buenos Aires.
Se trata de una producción independiente y primer largometraje que codirigen Fátima Fernández Mouján (también guionista) y Lucas Rossini.
En la primera semana de vacaciones de invierno el equipo estuvo rodando en la avenida Crotto, la estación ferroviaria, los alrededores del colegio don Bosco, la casona de la familia Rizzi y una combi de Lobos Bus, gentilmente cedida por la empresa. Además de Carla y su mejor amiga interpretada por Sol Elek, participaron algunos actores aficionados de Uribe, como Laura Bitschko y José María Marcos. En agosto el rodaje continuará en la Costanera, el Museo de Bellas Artes, el subte y algunas líneas de colectivos.
Fátima explica que la película se inscribe en el género denominado coming-of-age (novela de aprendizaje) que en general aborda temas como la pérdida de la inocencia y la búsqueda de un sentido en la vida.
En cuando a la estética elegida, en los planos iniciales se ve a Carla lavando ropa: algunas prendas destiñen, lo que la lleva a pensar que deberá juntar ropa de un mismo color en cada lavado. A partir de allí se suceden fragmentos dominados por algún color de la paleta, lo que va marcando el crecimiento de la protagonista. Como en Bleu, Blanc y Rouge, la extraordinaria trilogía del polaco Krzysztof Kieslowski, los colores definen no sólo los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, sino las emociones profundas de los personajes atravesados por la tristeza, el deseo de venganza o la empatía.
La producción comenzó hace un año y medio a través de la productora Fueguito Cine, donde además de Lucas y Fátima confluyen Angélica Marcano y Juan Cruz Martínez, director de fotografía. El primer trabajo que hicieron en conjunto fue Un verano, cortometraje filmado en Uribelarrea y estrenado este año en BACIFI, el festival de cine independiente de Buenos Aires. Ese corto es una precuela de Triste para siempre.
Lucas se reparte entre su carrera de Química en la UBA y el cine. Es casi un hijo de Uribe: su padre, el escritor, editor y docente jubilado Fabián Rossini es vecino de la localidad desde hace varias décadas. En el verano de 2023 debutó en la producción de Las Corredoras, la película protagonizada por Diego Capusotto, Carola Reyna y Alejandra Flechner filmada en la estancia La Figura. Luego fue meritorio en Lo que quisimos ser, la última cinta de Alejandro Agresti.
Fátima, también docente en escuelas de cine, dirigió el documental El lugar del cuerpo, sobre la trata y la prostitución; y ahora, junto a Lucas, está produciendo Ligamentos, un documental sobre el fútbol amateur. Títulos y temas que marcan el compromiso de estos jóvenes directores con historias que van más allá del simple entretenimiento.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas