28 de marzo. Cañuelas, Argentina.

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Padre e hijo unidos en Falso Dilema, la nueva cerveza de Cañuelas

Jorge y Luca Vugdelija iniciaron un emprendimiento artesanal en el que volcaron una pasión que encontró su cauce durante la pandemia.

En Cañuelas, a tono con lo que ocurre en muchos sitios de Argentina, comienzan a florecer emprendimientos cerveceros, tal vez alentados por la Fiesta de Uribelarrea. Pero antes de que ese evento cobrara cierta dosis de popularidad Jorge y Luca Vugdelija ya se mostraban interesados en la cerveza, una de las bebidas más antiguas de la humanidad, la tercera más consumida en el mundo después del agua y el té.

La pandemia -que nos recluye y también nos interpela sobre nuestros proyectos de vida- fue el germen de una idea que siempre estuvo latente y a la vez postergada por la urgencia del ahora. En ese contexto de encierro nació “Falso Dilema”, una cerveza artesanal que por el momento es un hobby y un camino de aprendizaje. 

Jorge Vugdelija es ingeniero Electrónico egresado de la UTN, fue gerente de la Central Termoeléctrica Genelba durante 7 años y dirigente de básquet del Cañuelas Fútbol Club. En 1995, por razones laborales, estuvo a Alemania durante un período y en ese viaje se fue interesando por las cervecerías que son punto de encuentro en cada pueblo.

Luca, de 26 años, pasó por la primera de básquet del Cañuelas Fútbol Club y estudió la carrera de Economía. En paralelo comenzó a participar en foros sobre cerveza y a publicar en un blog especializado.

“La cuarentena fue un proceso doloroso que nos afectó a todos y también nos dejó cosas positivas. Algo muy lindo que me pasó en lo personal es que mi hijo me alentó a desarrollar juntos este proyecto que siempre había sido motivo de conversación” cuenta Jorge a InfoCañuelas.

“Luca fue el que investigó todo el proceso y se fue sacando las dudas gracias a la generosidad de muchos fabricantes artesanales. A diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos, el de los cerveceros es un ambiente muy colaborativo y cuando surge un problema, siempre aparece alguien que te sugiere una solución”.

En julio compraron un equipo mínimo, de 50 litros, y comenzaron las primeras pruebas. En cada tirada salían 100 pintas que se regalaban a amigos y conocidos con el objetivo de obtener una devolución crítica. Luego de una docena de cocciones arribaron a una cerveza que les pareció aceptable. “Un día llegamos a un punto en que dijimos ´compraríamos esta cerveza y si la compraríamos, significa que también la podemos vender´”.

En la última semana de diciembre comenzaron a ofrecerla por redes sociales, con entregas en Cañuelas, CABA y Neuquén. Ante la buena repercusión, están analizando dar el salto a un equipo de 500 litros para poder comercializar en puntos de venta.

EN BUSCA DEL SABOR

Cuando Luca y Jorge tuvieron la convicción de incursionar en la alquimia cervecera surgió la duda de la impronta que tendría la primera tirada.

“Siempre me gustó probar cervezas diversas, aprender los distintos procesos y la cuarentena lo facilitó. Desde mi casa pude ampliar el conocimiento que tenía, participé en muchos talleres y charlas on line. Desde un principio me interesó mucho la cerveza belga, que tiene una composición compleja, con menos presencia de lúpulo y un mayor aporte de maltas y levaduras. Hace poco probé las cervezas de Abadía Deleuze, especializada en estilos belgas, me hizo un click y quise empezar por ahí” detalla Luca.

A seis meses de la puesta en marcha del proyecto producen tres variedades: la Dubbel, de reminiscencia belga, con sabor dulzón y color cobrizo (que bautizaron Filosofía barata); la Porter, enriquecida con algarroba macerado y vodka, de color oscuro (Noche de Insomnio); y la IPA, de amargor y aroma intensos (llamada Efecto colateral), todas con graduaciones alcohólicas que oscilan entre 5,3 y 6 %.

“Lo bueno de la cervecería artesanal es que te permite experimentar y te encontrás con un montón de gente que está ávida por nuevos aromas, texturas y sabores. Es un mundo muy amplio que está en constante evolución. De hecho la nueva tendencia es una cerveza llamada NEIPA (por New England IPA), en la que el lúpulo no aporta tanto amargor sino aroma frutal. En este caso el lúpulo se usa con otra perspectiva”.

Padre e hijo se muestran entusiasmados por este proyecto que por ahora les aporta más satisfacción que utilidades. “Si seguimos disfrutando lo que hacemos y se sigue vendiendo, seguramente vamos a escalar a una mayor producción”, dice Luca.

Las tres birras que se envasan en la casa familiar de Cañuelas llevan la marca “Falso dilema”, una expresión que les gustó porque en la vida no todo es blanco o negro, hay un abanico de opciones y caminos. Tantos como estilos de cerveza.

Conocé más sobre esta nueva cerveza en @falsodilema.birra

Escrito por: Redacción InfoCañuelas