01 de mayo. Cañuelas, Argentina.

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¿Nombrar o no nombrar a los pacientes con Covid-19? Opinan los médicos

InfoCañuelas consultó a tres profesionales sobre un tema que genera polémica en las redes.

Petre, Alderete y Cabrera.

Petre, Alderete y Cabrera.

Al día de la fecha en Cañuelas hay tres casos activos de Coronavirus: dos choferes de ambulancia y una profesional de la salud que trabaja tanto en el Hospital Marzetti como en el centro de emergencias AYMED.

InfoCañuelas nunca nombró a los dos primeros pacientes (José Peralta y Marcelo Barrena) hasta que ellos mismos o sus familiares decidieron hacerlo. 

El tercer caso genera controversias porque la propia paciente pidió expresamente preservar todos sus datos (InfoCañuelas sólo reveló su sexo y los lugares donde trabajaba pero no su nombre, edad ni especialidad).

A partir de la irrupción del Coronavirus en el distrito las redes sociales se han convertido en caja de resonancia de un clamor popular que exige conocer el nombre de cada nuevo infectado. Con el argumento de que saber quiénes son ayudaría a prevenir la propagación de la pandemia, gritan su derecho y acusan de cómplices a quienes, en honor de la prudencia, prefieren no exponerlos. Incluso se ha llegado al límite de exigir el nombre de los que están en cuarentena, aun cuando son apenas casos “sospechosos”.

¿Cuánto hay de auténtica preocupación cívica en esta caza de nombres? ¿Cuánto de chusmerío de barrio o afán de escrache al enfermo, como si se tratara del portador del apocalipsis?

A propósito de este debate, InfoCañuelas consultó a tres reconocidos profesionales de Cañuelas. ¿Corresponde dar abiertamente los nombres de los casos positivos? ¿Eso ayuda de alguna manera a evitar la propagación del virus?

“Los equipos de salud no pueden revelar los nombres de los que son positivos, no solamente por el secreto médico sino también por la intimidad de las personas. Se estaría violando su privacidad. En algunos casos hemos visto en Cañuelas que dos pacientes decidieron dar sus nombres, mostraron sus videos, etc., pero no es algo que puedan hacer los equipos médicos” sostuvo la infectóloga Verónica Alderete Salvatierra, a cargo del área de Infectología de la Colonia “Dr. Manuel A. Montes de Oca” (Luján).

“Tampoco es válido cuando la gente dice ´saber quién es el enfermo nos ayudaría a evitar contagios porque si tuvimos contactos nos vamos a cuidar más, etc...´. Estamos en el contexto de una pandemia, en consecuencia todos tenemos que cuidarnos como si la persona que tenemos enfrente fuera positivo. Ese debería ser el concepto. Por eso debemos cumplir la cuarentena, usar tapabocas y lavarnos las manos con frecuencia. Saber públicamente el nombre del infectado también entorpecería el trabajo de los epidemiólogos, quienes se ocupan de entrevistar al paciente y rastrear sus contactos. Si aparece un montón de gente suponiendo que tuvo contacto con el infectado y pidiendo testeos, eso iría en contra de los protocolos establecidos. Los testeos no son a demanda”.

Horacio Cabrera, cardiólogo y médico clínico, especialista de terapia intensiva en el Hospital Simplemente Evita de González Catán, opina igual que su colega: “Lo correcto es no dar el nombre y resguardar la intimidad del pacientes a menos que el paciente, voluntariamente, decida exponerse. Sí hay que informar claramente cómo ha sido la fuente de contagio, se puede informar la edad, sexo y profesión del paciente pero jamás se puede dar el nombre y apellido”.

Cabrera hace un paralelismo con el HIV: “Cuando empezó el SIDA teníamos mucho cuidado en resguardar todos los datos. Esto no es lo que me parece, es lo que hay que hacer, forma parte del secreto médico y la intimidad del paciente”.

Cabrera, al igual que la Dra. Alderete, cree que a la sociedad tampoco le ayuda conocer el nombre del infectado para frenar la cadena de contagio. “Ese argumento no tiene ningún asidero, porque siempre tenemos que evitar el contacto interpersonal y tomar recaudos, estemos o no ante un caso de Coronavirus. Se dio algo parecido cuando surgió el Sida: muchos médicos, extraccionistas de sangre, técnicos de laboratorio, exigían que el paciente declarara si era HIV positivo o no y eso es un concepto erróneo, porque debemos adoptar los mismos cuidados en cualquier paciente, tenga lo que tenga”.

A la discusión se sumó el Dr. Miguel Petre, uno de los médicos con más trayectoria en el partido de Cañuelas. “Uno a priori puede pensar que es correcto saber el nombre del infectado, pero también hay que tener cuidado. La gente está muy sensible, muy nerviosa, y se demoniza al paciente que ha tenido la desgracia de pescarse este virus” opinó.

Petre conoce desde hace muchos años a la paciente número 3 de Cañuelas y sabe de lo que habla: “Hoy la he llamado para solidarizarme porque se han dicho barbaridades sobre ella que rozan su intimidad. Es una excelente profesional que sólo tuvo un contacto mínimo con el chofer del Marzetti cuando la trasladó a ver a un paciente de PAMI. ¿Saben por qué no quiere que se sepa su nombre? Yo estimo que es para proteger a sus padres, dos personas mayores que pueden sentirse muy mal, muy heridos, si en las redes se empiezan a comentar barbaridades de esta profesional”.

Ahora bien, ¿por qué en muchos casos se ataca a los pacientes que han dado positivo al test? Según Cabrera, “Estamos inmersos en una sociedad que discrimina mucho. Los médicos lo hemos vivido en todas las épocas, por ejemplo en epidemias como la tuberculosis y la lepra, éramos considerados la peste misma”. 

Alderete, por su parte, cree que la estigmatización, el bullying, surgen del miedo: “No lo estoy justificando, pero la ansiedad y el miedo a lo desconocido hacen brotar estas actitudes repudiables”.
 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas