11 de octubre. Cañuelas, Argentina.

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Zelarayán, la inolvidable casona sin escalera

Construida en los albores del siglo XIX, se mantuvo en pie durante más de 150 años. Uno de sus dueños le agregó una planta alta a la que se ascendía mediante roldanas, para protegerse de indios y bandidos. Fue la primera sede del Banco Provincia.

La casona en la década del ´50. Archivo InfoCañuelas.

La casona en la década del ´50. Archivo InfoCañuelas.

En marzo de 2007 los mazazos de los obreros terminaron de demoler los muros de 60 centímetros que habían resistido más de 150 años. La “Casa de Zelarayán” o “Casa sin escalera”, ubicada frente a la plaza San Martín, cedió su lugar a un local de venta de electrodomésticos, pero su fachada enmohecida con balcón de hierro sigue presente en la memoria de muchos.

Un artículo publicado en la década del ´70 por el escritor e historiador Marcos de Estrada permite rastrear los orígenes de esta mítica casona de Cañuelas.

Su primer propietario, según Estrada, fue Don Ramón Pascua. Este vecino vendió la finca el 4 de agosto de 1841 a Don Marcelino Davel, otro poblador del pueblo. A su vez Davel se la vendió al señor Adolfo Rodríguez el 8 de mayo de 1846, también ciudadano de ese vecindario. Hasta ese momento la vivienda contaba con seis habitaciones, una cocina y un terreno arbolado.

Don Adolfo Rodríguez se la vendió a Don Lorenzo Zelarayán, vecino de San Miguel del Monte, el 1 de noviembre de 1854, quien luego se la transfirió a su hermano Esteban Zelarayán, acaudalado vecino Cañuelas que poseía un establecimiento agropecuario en Gobernador Udaondo.

Lorenzo y Esteban eran hermanos del Comandante de Blandengues en Bahía Blanca, Don Juan Zelarayán, asesinado por una partida rosista en las márgenes del río Colorado el 13 de julio de 1838.

La Casa de Zelarayán en sus últimos años. Archivo InfoCañuelas.

“El coronel Juan Zelarayán marchó en 1838 para el Sud de la campaña de Buenos Ayres resuelto a alzar el estandarte de libertad. Delatado por un vil, alcanzado por una partida de Rosas, fue degollado y su cabeza traída a Rosas, quien la insultó pateándola, escupiéndola y entregándola a la befa salvaje de sus aduladores (…) Luego la envió al cuartel del Retiro y exigió a Céspedes y a otro amigo de Zelarayán que tenía puestos en capilla, que para salvar sus vidas estuviesen de rodillas delante de la cabeza durante tres días” relata José Rivera Indarte en el libro “Rosas y sus opositores (1843)”.

Don Esteban Zelarayán vivió en la casona de Cañuelas con su familia e instaló además una fonda y una confitería. A partir del 1 de febrero de 1869 la alquiló por tres años al hacendado Don Pedro F. Larrosa.

En esa época esta finca era una de las 70 viviendas de Cañuelas que pagaba impuestos; y una de las de mejor construcción del pueblo junto con las de Castro, González, Arrieta, Fuentes, John Griffin, Villegas, Rodríguez, Muñiz, Bletcher, García y Galicia, sostienen Edward T. Mulhall y Michael G. Mulhall en su “Manual del Río de la Plata (1869).

LA CASA SIN ESCALERA

“En vista del mal estado de los techos y para asegurarse además contra eventuales amenazas de atracos por parte de bandidos o indios, Esteban Zelarayán construyó, a fines del año 1871, el primer piso con balcones de reja y techo de azotea con piso de baldosas coloradas de 22 cm de lado -verdadero bastión contra cualquier asalto- agregando cinco habitaciones a la vivienda” detalla Estrada.

Y luego, en base al relato que le hiciera el antiguo oficial de policía de Cañuelas, Juan Cañete, Estrada explica que para subir al primer piso no hizo construir escalera alguna; sus moradores debían hacerlo por medio de una roldana y una cuerda con asiento instalada en los fondos, como si se tratara de un primitivo ascensor o montacarga. Asimismo, instaló una escalera de papagallo (hecha de cuerdas) para las mujeres.

2007: el año de la demolición. Archivo InfoCañuelas.

Desaparecida la inseguridad en 1875, se le hizo un agregado a la casona en el terreno lindante a su frente, construyéndose una escalera de madera con baranda de hierro y pasamano también de madera.

 En 1885, durante la presidencia de Belisario Hueyo, el Banco de la Provincia de Buenos Aires decidió abrir la primera sucursal en Cañuelas. La sede quedó formalmente inaugurada el 1 de agosto de 1885 en la histórica casa de la familia Zelarayán, frente a la plaza principal. En 1894 la sucursal cerró como consecuencia de la crisis de 1890, pero tras el reclamo de varias familias de Cañuelas, reabrió el 15 de diciembre de 1912, en su ubicación actual.

El terreno de esta antigua finca medía 18,10 metros de ancho sobre la Av. Libertad, con un contrafrente de 16,80 y 32 metros de largo, es decir que tenía formato de L.

La plata baja se componía de una entrada con un portón y seis habitaciones incluidos cocina y cuarto de baño. La sala, al frente, con un balcón de rejas corrido, medía 14,66 por 4,80 metros. La otra ala del primer piso estaba formada por dos habitaciones, cocina, cocina y baño, midiendo un total de 13,70 de largo por 4,30 metros de ancho. Las paredes del edificio se caracterizaba por su ancho de 60 centímetros.

En los ´90 fue declarada patrimonio cultural del partido de Cañuelas durante la gestión de Susana Frasseren al frente de la Dirección municipal de Cultura; y en 2006 fue incluida en el Catálogo de 42 inmuebles de Cañuelas de valor patrimonial (Ordenanza N° 2237-06). Al año siguiente la casona fue demolida ante la más absoluta indiferencia de los ediles, funcionarios y cañuelenses en general.

Germán Hergenrether

Escrito por: Germán Hergenrether