20 de abril. Cañuelas, Argentina.

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Ser orfebres de una marca personal que nos haga únicos

La marca personal es aquello que nos hace únicos en lo que hacemos. Tiene que ver con las cualidades que proyectamos y lo que dicen otros de nosotros. Se puede moldear, reforzar y potenciar. Cuando más sólida es esa marca, más empleables seremos. Escribe: Aldana Neme

Tita Merello. Astor Piazzolla. Peque Paretto. Marta Minujín. Bruno Gelber. Valentín Muro. Marcelo Gallardo. Soledad Pastorutti. Mariana Genesio. Luis Alberto Spinetta. Marianela Mirra. Lit Killah. El marido de Pampita. Constanza Orbaiz. Luca Prodan. Gabriela Sabattini. Tu mamá. Pagano, tu profe de Historia de tercer año. Tu vecino. Tu jefe. Tu novia. Tu ex. La ex de tu ex. Vos. Yo. Todos la tenemos, aunque no lo sepamos. Se llama marca personal y es ese sello propio que tenemos sólo nosotros y no tienen otros. 

No hay dos iguales. No se copia, no se emula, no se imita, no se finge, no se compra con retiro en puerta. No lo determina el azar ni el código postal del lugar en el que nacimos. Tampoco se fuerza. Se construye a partir de un laborioso trabajo de orfebrería donde soldamos, amalgamamos, martillamos, labramos, disolvemos, pulimos, moldeamos, delineamos y calamos. 

Así, nos transformamos en orfebres de nuestra marca personal.


Jeff Bezos, fundador de Amazon es menos poético que yo. No necesita embellecer lo que tiene para comunicar y dice que la marca personal es: “Lo que se dice de nosotros cuando abandonamos la sala.” Si somos empáticos, amables, creativos, audaces, ordenados, previsores, cálidos, prudentes, innovadores. O si somos gruñones, parcos, desprolijos, individualistas, distantes, despreocupados, impuntuales o atolondrados.

Jeff nos invita a pensar que entonces nuestras marcas personales circulan de lado a lado en las autopistas profesionales (también en las personales, claro) y no tienen caminos alternativos. Es decir: Construir una marca personal, cuidarla y hacerla crecer (como las suculentas que tenemos en el patio), nos puede conectar con distintos proyectos y también, es probable que esto nos requiera pagar algunos peajes. Porque no hay decisiones sin costos. No a todos les gusta lo que comunicamos, las causas que apoyamos y los valores que proyectamos.

Las marcas personales – lo sepamos o no – surcan trayectorias profesionales. Trazan puentes o se transforman en fosas con paredes de barro que nos dificultan el crecimiento. Identificar, trabajar y potenciar intencionalmente esa marca, es el trabajo paralelo que tiene todo trabajador, más allá de la modalidad en la que elija emplearse. Cuanto más genuina, transparente, confiable y sólida sea esa marca, más empleables seremos. Esto quiere decir: mayor posibilidad de decidir como emplearnos, tendremos.

Ciertamente, a veces podemos estar desorientados en la tarea de identificar cómo es nuestra marca, de qué está hecha. Podemos sentir como si estuviéramos caminando sin rumbo por un aeropuerto (el de San Pablo por ejemplo, puede resultarnos uno de los más gigantes y abrumadores) donde todo fisonómicamente es igual: las salas de embarque, los empleados uniformados prolijamente de azul y rojo, los mostradores, los toilettes, las sillas en las que nunca se puede dormir y siempre hay que estar erguidos, en posición de permanente espera.

Análogamente, cuando hacemos un trabajo de introspección para identificar esa marca personal, puede parecernos que estamos caminando por un aeropuerto: nos percibimos igual a otros, como si fuéramos gemelos de nuestros colegas. Algunas veces esta sensación de igualdad (y hermandad) funciona como una guarida que nos protege, contiene y alberga. Identificarnos con otros, nos posibilita ser nosotros. Nos otorga seguridad y por supuesto, nos potencia. 

La invitación que les hago, es que podamos pensar qué sucede a veces en ese enjambre de voces colectivas que suenan a la vez todas superpuestas e indiscriminadas: nos fundimos en los otros, nos perdemos en ese todo más grande y se va difuminando nuestra propia voz, esa que nos hace únicos y distintos en lo que hacemos, la que hace que nuestra impronta no sea igual a otra, la que hace que nuestra huella – y nuestra contribución – sea única.

Entonces: ¿Qué hace que nosotros seamos nosotros? ¿Qué hace que vos seas vos y que yo sea yo, aun teniendo recorridos y credenciales muy similares?

Para ensayar algunas respuestas, es necesario rastrear nuestra marca personal, entender que estamos comunicando. Entonces, para recuperar el rumbo, podemos:

• Revisar nuestras redes sociales personales: ¿Qué imagen personal y profesional proyectan? ¿Estamos conformes con eso?
• Preguntar, preguntar y preguntar a colegas y compañeros de autopista (o de vuelo) cuáles son nuestras cualidades más sobresalientes, aquellas que rápidamente se les vienen a la mente sin pensar mucho, cuando alguien les habla de nosotros. Si las empezamos a listar y vemos varias que se repiten, pumba. Ya tenemos pistas más claras acerca de cómo es nuestra marca personal. Después tendremos que ver si eso nos gusta o no.
• Escribir cómo queremos que sea nuestra marca y planificar un plan extendido en el tiempo que nos permita comunicarla adecuadamente.
• Pensar quienes podrían sentirse más afines a esa marca y quiénes no. Antes hablábamos de peajes. Si elegimos y nos hacemos cargo de un estilo propio, que representa quiénes somos – y quienes no somos ni queremos ser –, nuestras convicciones y aquello que valoramos del mundo; habrá costos que pagar. Digamos todo, sin eufemismos ni giros narrativos. Esto es ineludible en las autopistas laborales porque las elecciones no son inocuas ni gratuitas. 

Entonces: ¿Todo es marca personal? ¿Qué no es una marca personal?

El recorrido laboral, las organizaciones en las que trabajamos, los artículos que publicamos, las universidades a las que fuimos, las credenciales que portamos, los viajes que hicimos, los idiomas que hablamos, los programas informáticos que manejamos, no son parte de nuestra marca personal. Constituyen retazos de nuestra hoja de vida y por supuesto, en ninguna medida garantizan nuestra idoneidad profesional. Patricio Rey, en: “La hija del fletero” (linda, infinita), diría: “Siempre fui menos que mi reputación”. 


Cuando hablamos de marca personal, estamos hablando de un estilo que nos resulta propio, que genuinamente brota de nosotros (queramos comunicarlo o no) y es aquello por lo que otros nos reconocen.

Pongámonos – por un ratito – académicos y revisemos diccionarios (¿hace cuánto no revisamos uno?) Si buscamos la palabra Estilo, aparecen las siguientes definiciones:

Diccionario Oxford Languages, 2023.

Luego, Google sugiere palabras similares: 

Google, 2023.

No hay duda. La marca personal es ese estilo que nos hace peculiares, singulares, únicos. Son esos rasgos personales y profesionales por los cuales otros nos reconocen. Esto, nos invita a pensar que tal vez esa marca constituya un diferencial respecto de otros porque es aquello que hace que nuestro aporte pueda ser distinto al de un Colega con un recorrido similar porque se produce la misma dinámica que en los aeropuertos: todo parece lo mismo, pero no es lo mismo. 
El virtuoso Luca Prodan en octubre de 1987 – dos meses antes de su muerte – presentaba en Obras junto a la mítica banda Sumo, una reliquia musical a la que llamó After Chabón. Dentro de ese disco, estaba la canción: “No tan distintos” en la que Luca – desde esa voz tan rebelde y conversa – se preguntaba: “¿Sos tan diferente? ¿Sos simplemente lo mismo que yo?”


Sí, soy tan diferente. Sí, sos tan diferente. Tengo pocas certezas vitales – cada vez menos, quizás – pero puedo afirmar que vale la pena animarse a ser distinto. Animarse a:

Indagar en nuestro estilo personal,
Encontrarlo, 
Crearlo,
Recrearlo,
Rockearlo,
Presentarlo,
Cuestionarlo,
Moldearlo,
Tallarlo,
Potenciarlo, 
Labrarlo,
Comunicarlo,
Abrazarlo,

Y, recordando a Tita Merello en: “Se dice de mí”, podemos pensar en nuestras marcas personales para luego; hacernos remeras, pasacalles, señaladores, tazas y grafiterar los muros profesionales, escribiendo: “Yo soy así”. 

Aldana Neme
Directora de Rizoma Consultora
Orientadora Vocacional y Ocupacional
WhatsApp: 11 7627 1961
Sitio web: www.rizomaconsultora.com.ar

Escrito por: Aldana Neme