07 de diciembre. Cañuelas, Argentina.

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Lidia Catalano recordó su experiencia de filmar con Alan Parker en Uribelarrea

La reconocida actriz interpretó a la viuda de Juan Duarte en su encuentro con Evita niña y “la otra” en las puertas de la Iglesia.

Lidia Catalano.

Lidia Catalano.

En el tórrido febrero de 1996 los gazebos poblaban la plaza Centenario de Uribelarrea. Un multitudinario equipo internacional liderado por el cineasta Alan Parker realizaba las primeras tomas de Evita, el musical protagonizado por Madonna, Antonio Banderas y Jonathan Pryce.

En un motorhome dispuesto sólo para ella esperaba Lidia Catalano, una de las actrices argentinas convocada para las escenas iniciales que se rodaron en la Iglesia Nuestra Señora de Luján.

“Yo tenía un motorhome exclusivamente para mí. Estaba lo más cómoda comiendo unas frutas cuando vino un miembro de producción para convocarme a filmar. Era una escena simple pero tenía cierto riesgo: tiraban un polvillo para acentuar el efecto de las calles de tierra y cada tanto tenía que estar sonándome la nariz. Y lo más hermoso de todo fue elegir mi sombrero. En las semanas previas caminé con la vestuarista por hangares donde había miles de prendas. Después entramos a un sector donde había sólo sombreros. Ahí me probé varios hasta que apareció uno que iba perfecto”, rememora Lidia en diálogo con InfoCañuelas.

A Lidia le tocó interpretar a la esposa ´legítima´ de Juan Duarte, Adela Uhart Hiriborronde, a quien abandonó en Chivilcoy cuando se fue a Los Toldos, donde conocería a la joven Juan Ibarguren y con quien tendría cinco hijos. En las exequias de Duarte Adela le impide el ingreso a “la otra” y a su hija Eva, por entonces de 7 años. La pequeña, sin embargo, corre hacia el interior del templo para despedir a su papá y dejarle un ramillete de flores.
 


“Es una escena impactante y además la actriz, que era una nenita (María Luján Hidalgo) se impresionaba en serio con el extra que estaba adentro del ataúd. Decíamos ´ojalá que hagan pocas tomas porque la nena está sufriendo de verdad´” dice Lidia.

La actriz conserva los mejores recuerdos de Alan Parker, a quien conoció personalmente en el casting realizado en 1995. “Cuando di la audición me pidió que cantara. Le dije que iba a cantar un aria de ópera, ´Ser madre es un infierno´. El músico que estaba ahí abrió los ojos como diciendo ´¡qué me está pidiendo!´, así que me di los acordes y me canté el aria completa. Parker me preguntó si me gustaría ser la madre de Eva y le dije que por supuesto que sí y al final fue al revés, me tocó ser la que no la deja entrar a Evita y a su madre al funeral”.

El vecino de Uribe Eduardo Labari junto a Lidia Catalano en una pausa del rodaje. Foto Eduardo Labari.

“Parker era un hombre muy culto. Cuando me iba de la audición le dije el final de un soneto y me respondió: ´Es Borges, lo leo´, en perfecto castellano”.

Lidia destaca el profesionalismo y la tranquilidad con la que trabajó en la película. “Las tomas se hacían entre 15 y 18 veces y teníamos una profesora de fonética que ajustaba la pronunciación” dice a modo de ejemplo. En su biblioteca atesora un libro que le mandaron con fotos, dibujos y apuntes de la producción.

Por sugerencia de su representante también se presentó en una audición anterior, con Oliver Stone, quien finamente renunció a dirigir el musical. En esa oportunidad el director de “Nacido el 4 de Julio” le pidió que bailara un tango, pero ella le respondió que era imposible bailarlo sola y lo invitó a acompañarla. “Se murió de la risa y me dijo que no”.

Antes de Evita Lidia participó en varios clásicos del cine argentino como Tiempo de revancha, Camila, La historia oficial y Esperando la carroza -en la que interpreta a Emilia, la hermana pobre y sufrida de los Musicardi-. Y también trabajó en producciones fastuosas como Flop, dirigida por Eduardo Mignogna, sobre la vida de Florencio Parravicini, aunque en ninguna vivió el despliegue de Evita, la película más cara filmada hasta los ´90 a nivel mundial.

Lidia había estado en Uribelarrea antes de su participación en Evita, almorzando en un restaurant del pueblo, pero después del estreno, nunca regresó. Una cuenta pendiente para reencontrarse con la Iglesia y las calles polvorientas que marcaron aquellas jornadas de 1996.

Germán Hergenrether

Escrito por: Germán Hergenrether