07 de mayo. Cañuelas, Argentina.

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¿Cómo plantar un árbol frutal?

Seguí estos consejos y podrás obtener frutos más rápido. Escribe: Pablo Truglia, de El Vivero de Uribelarrea.

¿De qué tamaño hago el pozo? ¿Le tengo que agregar algún material? ¿Dónde lo tengo que ubicar? ¿Cuándo empieza a dar frutos?

Estas son las preguntas que más nos realizan en relación al plantado de un árbol o arbusto frutal, las cuales vamos a analizar a continuación. 

Desde el momento del plantado de un árbol o arbusto frutal, estamos influyendo en el comportamiento de crecimiento, desarrollo y fructificación. Por eso es muy importante tener en claro varios conceptos al momento de plantarlo para obtener frutos más rápido.

CONOCIENDO NUESTRO FRUTAL

Previamente a plantar nuestro árbol frutal conozcamos como está formado.

La mayoría de los frutales se encuentran injertados, a excepción de algunos pocos. Se injertan a los fines de evitar la etapa juvenil de los árboles y así ingresan más rápido en producción, entre otras razones. 

Es muy común que nos consulten por qué no da frutos un árbol que fue cultivado desde semilla. Y esto se debe a que los árboles suelen tener una etapa juvenil en la que no florecen, es decir, que hay un lapso de tiempo en el cual no ingresa en etapa sexual. Así todo, una vez que entre en etapa de floración, no es seguro que el fruto sea idéntico al de la planta de donde se obtuvo la semilla. El motivo es que la semilla que germinamos contiene cierta variabilidad genética, que no podemos manejar, es decir, no podemos asegurar qué características va a expresar esa planta. 

Por eso, al árbol frutal se lo injerta y está compuesto por dos partes, por un lado el pie de injerto, que es la parte inferior de la planta y por otro lado la variedad injertada. Se puede encontrar en esa parte inferior una “cicatriz” donde se une el pie de injerto con la variedad injertada. El pie de injerto es una planta diferente a la variedad injertada, más rústica, que provee una raíz más vigorosa con mayor resistencia y capacidad de exploración en suelo, lo que favorece la adaptación de la planta y la absorción de nutrientes. 

La variedad injertada es la parte superior, que se puede observar por encima de la cicatriz, y es la parte que nos dará los frutos de la planta. La técnica utilizada para realizar el injerto asegura que la variedad injertada sea idéntica a la planta madre de donde se obtuvo ese material.

¿Por qué es importante entender esto? Porque es muy común que al plantarlo se cubra la cicatriz del injerto con tierra u otro sustrato y eso provocaría la muerte del pie de injerto y en consecuencia posteriormente la muerte del árbol. También es importante tenerlo en cuenta para realizar el desbrote en el pie de injerto. Si dejamos que un brote del pie de injerto crezca, el árbol gastará energía en desarrollar ese órgano en detrimento de la variedad injertada. 

Por último, la técnica de injerto garantiza que el árbol tenga la aptitud para entrar en floración y fructificar inmediatamente después del plantado. Por supuesto que la cantidad y calidad de la fructificación dependerá también de cómo se haya desarrollado el ejemplar y de qué manejo de cultivo hayamos realizado.

¿DÓNDE PLANTARLO?

Conviene diferenciar dos tipos de plantas, aquellas de hoja caduca (durazno, ciruela, etc.), que pierden las hojas en otoño-invierno de aquellas de hoja perenne (cítricos) que mantienen la hoja todo el año.

La orientación debe ser de sol pleno, es decir al norte. Sin embargo, debido al cambio climático y la intensidad de la radiación del verano, podría ser conveniente un poco de sombra en época estival ya sea a la mañana o por la tarde. En otoño-invierno no deberían estar sombreados, especialmente los cítricos, que se mantienen activos y con hoja todo el año, a diferencia de los de hoja caduca que en esa misma época se encuentran en reposo. 

Es muy importante el reparo con el que se cuente en el terreno a plantar, con protección del viento sur. Es muy diferente la exposición que tendrá el árbol en una zona abierta, donde las heladas son muy fuertes y la demanda climática en verano es muy alta, en comparación a plantar en un lugar con reparo, en una zona consolidada o urbana. 

Por ejemplo, en Uribelarrea, los cítricos tienen un mejor comportamiento de crecimiento y desarrollo en el pueblo que en los nuevos loteos. Es decir, en una zona urbana o consolidada y con buen reparo del viento. En este tipo de zonas podemos plantar durante todo el año (tal vez a excepción de enero que es muy extremo últimamente), siempre teniendo en consideración el mayor o menor riego que le debo proveer a la planta según la época.

Por eso podemos resumir que en zonas abiertas lo mejor es plantar en otoño-invierno, y en zonas urbanas todo el año con el riego correspondiente en cada caso. 

El lugar del suelo para su ubicación no debe ser bajo ni anegadizo, ya que un espacio con poco drenaje, que se mantiene inundado, puede provocar muerte de raíces por falta de oxígeno. No solo los nutrientes y el agua son importantes, sino también la porosidad en el suelo, es decir que haya espacios libres con aire.

¿CÓMO PLANTARLO? 

Durante la época de otoño- invierno es muy probable que el árbol frutal se entregue comercialmente a raíz desnuda (salvo los cítricos y otros que se comercializan siempre en maceta). Ya a partir de agosto-septiembre el frutal suele comercializarse envasado. 

El hecho de ser entregado a raíz desnuda no le crea ningún inconveniente al árbol, ni tampoco implica que le vaya a generar un problema para su crecimiento, pero siempre es conveniente tener la precaución de mantener la humedad en las raíces y cuidar que el ejemplar no quede expuesto al sol directo hasta el momento del plantado. 

Si al observar el suelo donde se va a plantar notamos que éste es muy arcilloso, se encuentra muy compactado o contiene tosca, deberíamos incorporar algún mejorado al suelo. 

El tamaño y profundidad del pozo de plantado podría llegar a ser de hasta 1 m3 considerando lo mencionado precedentemente. Es decir, si nos encontramos ante un suelo muy pobre, compactado y arcilloso, lo ideal es profundizarlo lo más posible y rellenarlo con combinaciones de tierra negra, compost, bocashi y materia orgánica (estiércol de caballo, etc.) o sustrato especial según corresponda.

En el caso de los cítricos, desaconsejamos el uso de compost o el aporte de estiércol ya que mantienen generalmente un pH más elevado que el que corresponde. Puede ser favorable para el resto de los frutales pero no para cítricos y arándanos. Para estos últimos, conviene utilizar un sustrato que sea tendiente a ácido como el que se utiliza para las azaleas, es decir plantas acidófilas.

Lo importante es que haya un contenido de materia orgánica que favorezca la presencia de nutrientes, la retención de agua y la aireación (presencia de oxigeno) en el suelo. 

También debemos prestar atención cuando plantamos en lugares abiertos o zonas rurales, que el pie de injerto, el cual tiene una parte más alta en la cicatriz, apunte al sur, a fin de que el viento no pegue de lleno en la cicatriz del injerto. En caso de necesitar ponerle un tutor, también es conveniente que el mismo apunte al sur, así frena el viento y no pega de lleno en el tallo del árbol.

Por último, ojo con aquellos frutales que provienen de zonas que no sufren heladas, como por ejemplo, la palta. En una zona urbana sin heladas puede tener un excelente comportamiento de crecimiento pero en zonas rurales y abiertas con heladas, no resisten ese evento climático. 

Juan Pablo Truglia. 
Técnico en Floricultura. Facultad de Agronomía. UBA.
Para consultas: e-mail: jtruglia@agro.uba.ar
Instagram @elviverodeuribelarrea
Whatsapp 011-3879-6081 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas