En un clima de tensión y emotividad se realizó este viernes la quinta audiencia del juicio oral y público contra el productor Rodolfo Pablo Sánchez, acusado de embestir y matar con su camioneta al adolescente Alex Campo en la mañana del 24 de mayo de 2020 en el interior de un predio rural de Cañuelas.
Tanto el fiscal Mariano Sibuet como los abogados Maximiliano Rusconi y Martín Villar -representantes del particular damnificado- pidieron que Sánchez sea condenado a reclusión perpetua por el delito de homicidio calificado agravado por alevosía, en tanto que el defensor Fabián Améndola pidió desestimar esa figura y condenarlo por homicidio culposo, que prevé una pena de uno a cinco años. La sentencia se conocerá el lunes 23 de junio.
Tomando en cuenta el peritaje oficial del Ing. Víctor Torres y los testimonios de los hermanos Cabaña -acompañantes de la víctima en la fatídica excursión de caza- el fiscal Mariano Sibuet sostuvo que Alex fue chocado frontalmente y luego arrollado, tal como lo atestiguan las marca de una cubierta que quedaron sobre su pantalón. Subrayó que no había animales en el terreno ni obstáculos que limitaran la visión.
Para que pueda aplicarse la figura de la alevosía, dijo que debe existir una significativa asimetría entre el medio utilizado por el agresor y la posibilidad de defensa de la víctima. “La alevosía exige que la víctima no esté en condiciones de defenderse. Esto se puede comprobar en una persona huyendo a pie ante la arremetida de una camioneta. Evidentemente se le cercena la posibilidad de una defensa propicia” sostuvo el representante del Ministerio Público.
En líneas generales los abogados de la mamá de Alex coincidieron con su enfoque aunque Villar hizo una salvedad: si el tribunal considerara que no está acreditada la alevosía, pidió que en ese caso Sánchez sea condenado a un mínimo de 25 años por el hecho de haber atentado contra la vida de tres personas, logrando su objetivo con una de ellas, a la que abandonó sin prestarle asistencia.
Rusconi inició su alegato con una fuerte defensa de Alex, de su familia y de la cultura galguera. “Ningún lugareño podía sorprenderse de ver a esos chicos cazando liebres un fin de semana. Lo que sí resultaba inimaginable que un adulto de 57 años como tenía Sánchez en ese momento, de manera salvaje e impiadosa, con su camioneta de casi 3 toneladas, decidiese terminar con la vida de esos chicos y lograra quitarle la vida a uno de los tres, sin ningún obstáculo para la visión y mucho menos desde la altura de ese monstruo con motor”.
En otro pasaje de su exposición habló de la responsabilidad social de la justicia y de la necesidad de defender al débil frente al poderoso. Para ello recordó la leyenda según la cual en 1747 el rey Federico el Grande pretendía expropiar un molino cercano a su castillo porque afeaba el paisaje. Lejos de rendirse a los ofrecimientos económicos y amenazas de expropiación del monarca prusiano, el molinero obtuvo o una medida cautelar de un juez berlinés que protegió su propiedad, lo que dio lugar a la frase “Todavía hay jueces en Berlín”. Levantando la vista hacia el tribunal conformado por Emir Caputo Tártara, Carolina Crispiani y Ernesto Domenech, Rusconi parafraseó aquel latiguillo judicial diciendo “Todavía hay jueces en La Plata”.
En el tercer turno el defensor Fabián Améndola expresó sus condolencias a Claudia Tello. Luego alegó que los hermanos Cabaña estaban robando terneros y que al dirigirse hacia ellos en su camioneta Sánchez no vio a Alex debido a las vacas que se encontraban en el predio, chocándolo de manera accidental. Dijo que se produjo un contacto a baja velocidad (aproximadamente 20 kilómetros) del espejo retrovisor con la cabeza del muchacho y que la posterior caída sobre el pasto le provocó las lesiones mortales en los órganos internos, tal como describió el perito de parte Jorge Oscar Geretto. Por ello pidió que Sánchez sea condenado por un homicidio de carácter accidental, es decir un homicidio culposo en los términos del artículo 84, que prevé de uno a cinco años de prisión. Si los jueces optaran por esa pena Sánchez ya la tendría por cumplida y quedaría en libertad.
Rusconi fue muy crítico de la pericia exhibida por el Ing. Geretto, al que calificó de “mentiroso e irresponsable” por haber traído al debate “teorías ridículas que ni siquiera se sostienen desde el sentido común” y pidió que los jueces “no se dejen embarullar” por sus mentiras.
El espejo retrovisor fue otro elemento de controversia. Améndola le atribuyó una importancia central porque según Geretto, fue el elemento metálico que golpeó a Alex provocándole un corte y fracturas de la calota craneal. El fiscal advirtió que el perito mintió habiendo prestado juramento de decir verdad, porque según las especificaciones técnicas que pudo consultar, el espejo no es metálico.
Antes de la finalización de la audiencia, el Tribunal le dio la palabra al imputado. “Esto es una tragedia de dos familias. Jamás quise que pasara eso” dijo Sánchez con voz trémula, sin nombrar a Alex ni hablar de homicidio. La gente de Cañuelas que ocupaba la sala lo despidió con insultos.
Escrito por: Germán Hergenrether