María Alejandra Giménez Díaz -la mujer asesinada a balazos junto a su hijo mayor Edgardo Emmanuel Álvarez en la casa del barrio Primero de Mayo donde se había refugiado escapando de su ex marido José Naón- era una mujer “muy trabajadora” que además “mantenía a su ex”, según confirmaron a InfoCañuelas allegados al entorno familiar.
Nacida en La Reja, partido de Moreno, María Alejandra trabajaba como cuidadora de adultos mayores en Virrey del Pino, donde hasta hace poco vivía junto a Naón y el hijo que tenían en común, José Oscar, de 21 años.
A pesar de algunos altibajos la relación de la pareja parecía normal hasta la pandemia. Al menos hacia afuera. Recién después ella lo denunció por violencia de género, lo que terminó en una perimetral y exclusión del hogar.
Quienes la conocieron la definieron como “muy trabajadora” y con “una vida que no fue fácil”. Fue madre soltera de su primer hijo y cuando tuvo al segundo con Naón, él “se borró”. Si bien regresó al poco tiempo, sus ideas y venidas serían una constante.
Las fuentes contactadas por InfoCañuelas también señalaron que el asesino de Alejandra era “un fabulador”.
“No era militar, ex combatiente ni nada. Prueba de eso es que no tenía pensión, jubilación ni ningún beneficio. Lo mantenía Alejandra, que hace unos años cobró una indemnización importante, con eso le compró un auto para que trabajara de remisero, pero nunca trabajó y encima la maltrataba y la psicopateaba. Sólo en algún momento trabajó como empleado de seguridad y por eso apareció en actos del gremio de Moyano”.
“Es una lástima que ahora salió en todos lados que era veterano de Malvinas; nunca mostró ningún papel que demostrara eso. Es una deshonra para los verdaderos soldados de Malvinas”.
Quienes accedieron a hablar con este portal bajo condición de anonimato sí reconocieron que era un fanático de las armas y que solía hacer ostentación de ellas en sus redes sociales. Como lo reveló InfoCañuelas, en su perfil de Facebook publicó una foto de la pistola Glock 9mm con la que atacó a su familia. Debajo escribió en tono racista: “Otro juguetito, uno de los más lindos, no?. Es la única negra que te da alegrías sin pedirte nada a cambio”.
María Alejandra solía venir a Cañuelas para visitar a su hermano, un funcionario da la Aduana que vive en el barrio Altos del Carmen. En algunas oportunidades colaboraba en el cuidado de su madre anciana, que también vivía en el mismo barrio privado. Quizá a partir de esas visitas frecuentes le tomó cariño a Cañuelas y compró un terreno en el barrio Primero de Mayo donde pensaba, algún día, construir su casa. Antes de cumplir ese sueño le dio el lote a su hijo mayor, para que viviera allí junto a su esposa y dos niñas de corta edad, testigos de la masacre.
No está claro si Naón la seguía hostigando en su hogar. Lo cierto es que hace aproximadamente un mes María Alejandra se alejó del ambiente tóxico de Virrey del Pino y se instaló junto a su hijo y nuera en la casa del barrio Primero de Mayo, donde ocurrió el peor desenlace. Naón no lo soportó e irrumpió en la cocina con su Glock y tres cargadores completos.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas