27 de abril. Cañuelas, Argentina.

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El juez Rafecas procesó a cinco ex miembros de la SIDE que actuaron junto a Daniel Cherutti

La medida no alcanza al cañuelense porque aún no declaró en la causa. El gobierno de Italia ya recibió el pedido de detención.

Daniel Cherutti en su casa de Italia. Archivo.

Daniel Cherutti en su casa de Italia. Archivo.

El juez Daniel Rafecas, titular del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional Nro. 3 de la ciudad de Buenos Aires, dictó el procesamiento con prisión preventiva de los ex agentes de inteligencia César Estanislao Albarracín, Rubén Héctor Escobar, Hugo Ángel Carlet, Miguel Patricio Finnen y Luis Nelson González, detenidos en el marco de la causa “Vaello, Orestes y otros sobre privación ilegal de la libertad agravada y homicidio agravado” que investiga una serie de delitos de lesa humanidad cometidos en 1976 en los centros clandestinos de detención “Bacacay” y “Automotores Orletti”.

En la misma causa está imputado Daniel Oscar Cherutti, cuya detención fue requerida por Rafecas en diciembre pasado. El exhorto enviado por la cancillería argentina ya llegó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia, aunque hasta el momento se desconoce si la justicia italiana avanzará con la captura del cañuelense, quien tiene doble ciudadanía y reside desde 2001 en la región de Módena.

Cherutti, nacido en Cañuels el 18 de enero de 1947, ingresó a la SIDE como agente orgánico operativo en 1973, cuando tenía 26 años. Recibió la baja en 1982 por razones médicas (“fatiga mental”). 

De acuerdo a la investigación realizada por la Secretaría Nro. 6 de la Dra. Albertina Caron, Cherutti integró el llamado grupo de Operaciones Tácticas (OT18) que bajo la órbita de la SIDE manejaba el centro clandestino de detención que entre marzo y mayo de 1976 funcionó en calle Bacacay 3570, en el barrio de Floresta; y entre junio y noviembre en Automotores Orletti, en calle Venancio Flores esquina Emilio Lamarca, dentro de la misma manzana.

El desarrollo de la causa demostró que en Bacacay estuvieron secuestrados, entre muchos otros, los legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz y el matrimonio de militantes tupamaros que formaban William Whitelaw y Rosario Barredo, quienes se asilaron en Argentina tras el golpe de Estado de 1973 en el vecino país. Todos ellos fueron secuestrados en Buenos Aires el 18 de mayo de 1976 y dos días después aparecieron acribillados en el interior de un Torino de color bordó en la intersección de la Av. Dellepiane con la Av. Perito Moreno de la Capital Federal.

En el auto de procesamiento, al que tuvo acceso InfoCañuelas, se reproducen algunos correos electrónicos que  en 2006 intercambiaron el periodista del semanario uruguayo Brecha, Walter Fabián Kovacik, y una de sus fuentes, el ex agente de inteligencia Miguel Ángel Furci. En esos mails trascendió por primera vez el nombre de Daniel Cherutti, alias El Loco.

En el primer mensaje, fechado el jueves 23 de marzo de 2006, Furci le escribe: “Ud. en el año 2004 publicó un artículo en el que hacía mención sobre apodos de integrantes de Orletti. Si me los repite, yo se los decodifico y que sirvan para la causa”.

El 29 de marzo de 2006 Furci retoma el contacto: “Armé el rompecabezas primero por los bordes” tras lo que brinda una extensa lista de represores con sus respectivos alias.

En otro correo, bajo el asunto “Quedaron en el tintero” agrega más nombres: “Departamento Contrainteligencia sede central: Tte. Giorello (a) El manco; grupo operativo: Víctor Gard Antokoletz (a) El Oso; Hugo Carlet Carniglia (a) El Ratón; Osvaldo Forese (a) Paqui; Daniel Cherutti (a) El Loco, hermano de Miguel Ángel Cherutti; Piraino (a) La Cata; Luciano Guazaroni (a) Lucho”.

En el correo siguiente, con el asunto “último mensaje”, Furci señala: “Con lo que le envié tiene lo necesario para armar la investigación sobre los asesinatos de Michelini y Ruiz”. 

Seguidamente, en otro correo enviado a Kovacik, el ex espía le dice: “Se sorprendería si leyera los expedientes medico-psiquiátricos archivados en los archivos del Hospital Militar Dr. Cosme Argerich relacionados con ex miembros de la SIDE y que padecieron de ´fatiga de guerra antisubversiva´. Si accede a ellos personalmente o vía judicial ponga atención al de Daniel Cheruti (hermano del actor) y que perteneció al grupo especial de Aníbal Gordon. En él podrá leer por ejemplo que: ´Durante las noches me despierto y veo los muertos a los que maté que me vienen a buscar´. Cheruti (sic) fue jubilado anticipadamente de la SIDE por ´fatiga de guerra antisubversiva´. Muchos otros siguieron el mismo camino”.

En un mensaje del 9 de abril de 2006 con el asunto: “El miedo del Gallego Juan Rodríguez”, la fuente relata: “Hacia octubre de 1976 fueron detenidos familiares de Juan Ramón Morales y su esposa Graciela. Mientras su padre y hermanos fueron trasladados a Orletti, una guardia permaneció a la espera en el domicilio. Al rato llega Morales con su esposa, éste al verse rodeado se defendió a golpes de puño y karate. Daniel Cherutti comienza a golpearlo con un bate en el cuerpo y la cabeza. La resistencia continuó, es ahí donde Antonio ´El Utu´ saca su pistola y le descerraja un disparo en la pierna. Ambos son trasladados a Orletti. En el lugar y por cuarenta y ocho horas les fue aplicada todo tipo de tortura. Juan ´El Gallego´ Rodríguez con una morsa casi le llega a romper un pie. Agotados, los torturadores se echan a dormir. Aprovechando esto, Morales y su esposa lograr liberarse de sus ligaduras y desnudos, llegan hasta la armería. Armados con un fusil ametralladora, los Morales (al mejor estilo comando) iban pasando habitación por habitación, disparando una ráfaga a la altura de la cintura de cualquier persona normal. Al llegar a la calle, armados y desnudos, llegan hasta el cruce de Venancio Flores y Nazca (eran como las siete de la mañana) encañonando a un automovilista al que le sustraen su coche. Lo gracioso (si cabe para el relato) fue que a Morales, mientras lo torturaba, el gallego Rodríguez le decía en su cara (estaba destabicado) que después de esto iba a abusar de su mujer delante de él, y después les iba a pegar un tiro a cada uno. Luego de la fuga, Rodríguez se tiñó el pelo y anduvo con una peluca”.

Hay varios extractos más que ahondan en el funcionamiento del centro clandestino de detención y los roles de los distintos agentes, etc. En uno de ellos se puede leer: “Posiblemente sea una expresión que Ud. nunca escuchó. El término ´Morgan´ dentro de Orletti significaba ´remate de joyas´ producto del robo a los detenidos y de sus propiedades. El ´Morgan´ era distribuido sobre una mesa y bajo la supervisión de Aníbal Gordon y el ´pelado´ Benítez (tesorero/contador); se vendían los objetos al mejor postor”. Añade en otro mail: “Parte del dinero robado a las víctimas dentro de Orletti fue a parar a la ´Agencia Magister´ ubicada en la calle Córdoba y Carlos Pellegrini. El presidente de la empresa era Otto Paladino y los asociados eran E. Rufo, Aníbal Gordon, Luis González, “Cacho” Gutiérrez, “Pino” yerno de Paladino y ´Rody´, oficial de P.F. herido en un pie”.

Rafecas le dio total validez a este aporte de información al considerar que “Aparecen múltiples datos que fueron corroborados en la investigación, y que sólo podrían haber sido brindados por alguien con real y cercano conocimiento de los hechos”.

Algunos de esos datos van en línea de lo testimoniado a InfoCañuelas por Eduardo Perel, técnico de fútbol contratado por el Cañuelas Fútbol Club a finales de la década del ´70,época en la que trabó una estrecha amistad con Cherutti.

En una entrevista con este portal Perel reveló que el padrino de uno de los hijos de “Dani” era el general Otto Paladino, fundador de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y director de los servicios de inteligencia desde el último tramo del gobierno de María Estela Martínez de Perón hasta finales de 1976, ya con Videla en el poder.

Asimismo, el DT contó que en el inicio del período democrático Cherutti vivía atormentado por la inminente aparición del libro Nunca Más, seguramente por el temor de ser nombrado en alguna de sus páginas.

Germán Hergenrether

Escrito por: Germán Hergenrether