26 de abril. Cañuelas, Argentina.

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Un amor signado por la matemática

Silvia y Ricardo se conocieron hace dos años a través de una página de soluciones matemáticas. En marzo se casaron en España, en el día del número Pi.

Silvia y Ricardo se casaron el 14 de marzo.

Silvia y Ricardo se casaron el 14 de marzo.

Si el colegio te despertó aversión por la matemática quizá la historia de Silvia y Ricardo te lleve a cambiar de opinión. A través de los números, cálculos y juegos de lógica fueron afianzando una relación a la distancia, ella en Cañuelas y él en Godelleta, un pequeño pueblo valenciano. Se casaron el 14 de marzo en Valencia y hoy sueñan con envejecer juntos.

¿Pero cómo comenzó a tejerse esta trama pitagórica? Un día Silvia publicó un post en El Solucionario, una página de Facebook enfocada a brindar soluciones de matemática, física, geometría y ciencias afines. Varias personas lo comentaron, entre ellas quien hoy es su esposo. Silvia le respondió a cada uno y a Ricardo, sin querer, le cambió el nombre. Él la corrigió con cortesía, ella se disculpó por el yerro y comenzaron a hablar. Como suele suceder en estos casos, la formalidad de los números le fue dando lugar a temas más personales, como por ejemplo las motivaciones que los habían llevado a estudiar sus carreras.

Ricardo (44) es licenciado en Matemática y trabaja como asesor financiero en Godelleta. Silvia Azar (45) es profesora de Matemática egresada del Instituto Superior de Formación Docente Nro. 43 de Lobos. Nació en Capital Federal, creció en Zapiola y se mudó a Cañuelas en 2010.

Luego de unos meses de hablar por Facebook intercambiaron los teléfonos y comenzaron a hacer video llamadas. La atracción fue creciendo hasta que un día él le propuso viajar a la Argentina para conocerla. “Le dije que me parecía bien pero sintiéndolo muy lejano. Hasta que un día me dice que ya había sacado los pasajes: ahí me asusté. Hubo mucho miedo de mi parte, dudaba que fuera real todo lo que él me decía de su vida. También mi familia estaba muy desconfiada por los frecuentes engaños y mentiras que pueden ocurrir. Incluso él tenía sus temores, pero decidió confiar” rememora Silvia.

Ricardo llegó por primera vez a la Argentina el 14 de julio de 2017. Silvina lo esperó en el aeropuerto. Hoy describe ese primer encuentro como “hermoso”. Permaneció en el país un mes y medio, conoció a su familia, a sus hijos y a su nieta y amigos. En diciembre de ese año Silvia viajo a España, también por 45 días, trabó relación con su familia y lo acompañaba a diario a su oficina. En julio de 2018 Ricardo repitió su viaje a Cañuelas por otro mes y medio y en enero de 2019 Silvia viajó a España ya con la decisión de quedarse.

Se casaron el 14 de marzo en el Registro Civil de Godelleta. La elección de la fecha no fue una casualidad: es el día del número Pi, por la forma en que se escribe esta constante matemática en la notación anglosajona (3/14).

Como prueba de la importancia que la matemática tuvo en el destino de ambos, sus alianzas llevan grabadas una ecuación que siempre da como resultado 1. El anillo de Silvia dice sen^2(x) y el de Ricardo cos^2 (x) que sumados dan 1. 

Antes de esta etapa de dicha por la que transita, Silvia tuvo no pocas dificultades que pusieron a prueba su fortaleza. Fue madre a los 16 y a los 17 años. No habiendo terminado la secundaria, cuando sus hijos tenían 4 y 5 años, retomó sus estudios (le faltaban dos años) y luego se enfocó en el profesorado. Se dijo a sí misma: “Si no lo hago, dentro de 7 años estaré en el mismo lugar”. El primer día de clases tuvo matemática. Se sintió fascinada por el estilo pedagógico del profesor, Alfredo Costa, que se mostraba apasionado por transmitir una ciencia tan hermosa pero temida.

A menos de un mes de iniciado ese camino de crecimiento y superación personal sufrió un hecho delictivo que la marcó para siempre: fue asaltada en su casa y abusada sexualmente. Hoy, viéndolo en retrospectiva, dice que partir de ese día su vida no parecía tener sentido y hasta pensó en suicidarse y abandonar la carrera. “Es triste lo que digo pero no encontraba alivio a mi dolor. El mundo para mí era el mismísimo infierno. Cada noche lloraba y temía que volvieran a entrar esos hijos de puta”.

Silvia se refugió en la matemática, que la transportaba a un mundo perfecto, predecible, sin mentiras ni engaños. Así pasó noches enteras, sumergida en problemas y ejercicios de pensar y razonar. Al poco tiempo se separó del padre de sus hijos, luego de 14 años de convivencia. Dejó atrás sus deseos de tirar la toalla y en 2001 concluyó el profesorado en 4 años con un promedio 8,63, siendo madre y trabajando de empleada doméstica.

En 2003 comenzó a trabajar en la Escuela Técnica Nro. 1, luego en Adultos y al poco tiempo en el colegio José Manuel Estrada. Más tarde se sumaría a El Jacarandá, Las Cañuelas, las escuelas del barrio Libertad, barrio Belgrano, Nro. 1 y Nro. 15. En todas ellas el comentario unánime de sus alumnos era: “Antes no me gustaban las matemáticas y ahora sí, profe”. En 2010 se mudó a Cañuelas, donde se sintió siempre a gusto.

Guarda los mejores recuerdos de las escuelas en las que trabajó. “En Cañuelas siempre fui feliz dando clases, acercando a mis alumnos esta ciencia tan odiada por la mayoría. Un mensaje para todos mis alumnos es que me hicieron inmensamente feliz; que he aprendido mucho de ellos, por escucharlos, haberles dado consuelo cuando iba tristes a la escuela. A los padres les diría que no se olviden en su trajín diario de lo valiosos que son sus hijos, y si supieran que a veces los niños llegan tristes a la escuela por haber discutido con sus padres y les cuesta reponerse de eso. Si discuten con sus hijos, deben despedirse con amor de ellos cuando los dejan en la escuela. Aunque estén molestos, díganles que los aman. Eso hace una gran diferencia en el día escolar de sus hijos y eso repercute en el aprendizaje”.

Ahora, en su nuevo hogar, Silvia sostiene que tal vez no vuelva a dar clases, aunque a diferencia de lo que sucede en Argentina, en España los docentes no deambulan por un abanico de escuelas para sumar horas cátedra, sino que todas las plazas se otorgan por concurso dentro de un mismo establecimiento. 

Su proyecto hoy pasa por profundizar la enseñanza de la matemática y poder dar talleres y charlas de matemática creativa, vinculadas con el origami, ya que también es origamista.

Sobre su relación con Ricardo confiesa: “Hablamos y discutimos de matemática, nos gustan los juegos de lógica y estrategias, nos hacemos chistes matemáticos... Es hermoso poder compartir con tu pareja sobre lo que te apasiona, porque con el resto de las personas cada cosa que decís la tenés que explicar”. 

Reconoce que no fue fácil tomar la decisión de dejar su país. Cada noche lee un cuento, lo graba y se lo envía a su nieta por WhatsApp. Una manera de estar cerca. Para el futuro, cuando estén jubilados, anhelan vivir un tiempo en España y otro en Argentina.

¿Quién dijo que la matemática es aburrida? Te puede salvar del naufragio, transportarte al otro lado del mundo y hacerte conocer al amor de tu vida.

Escrito por: Redacción InfoCañuelas