29 de marzo. Cañuelas, Argentina.

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Vecinos en alerta por un afilador de cuchillos violento y estafador

En redes sociales se reportaron varios conflictos con el sujeto que recorre en bicicleta los barrios de Cañuelas.

Imagen referencial.

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El antiguo y noble oficio de los afiladores de cuchillos, con su bicicleta y su colorido silbido de armónica, no siempre es lo que parece. En las últimas semanas varios vecinos de Cañuelas dieron a conocer una serie de conflictos con un sujeto que recorre los barrios de Cañuelas ofreciendo sus servicios.

El común denominador es que este inescrupuloso afilador dice cobrar $ 150 por cada afilada. Ante el buen precio del servicio las incautas amas de casa corren a la cocina a buscar cantidades de cuchillos para aprovechar la oferta. Una vez completada la tarea, la clienta se entera de que había “escuchado mal”, que el costo era de 750 por cada cuchillo. Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía.

Al final sobreviene una tensa discusión no exenta de algunas actitudes violentas por parte del afilador, que empieza a gritar exigiendo el pago de una cifra mucho más abultada que la acordada.

Una de las víctimas del afilador compartió su experiencia.

“El sábado 13 de noviembre pasa por mi casa el afilador, salí con mi hija, lo llamé, le pregunto cuánto me cobraba por afilada y el señor me respondió 150 pesos por cada trabajo. Le dije que me parecía barato y entonces le llevé cinco cuchillos y una tijera de podar.” 

“Cuando terminó y le pregunté cuánto era, me indicó una tarifa que no tenía nada que ver con lo que me había dicho al principio. Me dijo 750 pesos por cada trabajo y a eso le sumó limpieza, pulido y no sé cuántas cosas más. Le dije que me había dicho 150 pesos. Se bajó barbijo y se me vino encima, se puso muy violento, hablaba alterado y movía los cuchillos en sus manos”. 

“No tuve reacción, me sentí intimidada y asustada ya que estaba con mi hija y mi hermana. Termine pagándole una fortuna. ¡13.500 pesos! Este señor es alto, morocho, pelo con canas, de aproximadamente unos 50 años, anda en una bicicleta playera plateada con la máquina de afilar. Después pensé que podría haber llamado a un vecino, a la policía, pero no lo hice porque quedé paralizada por su actitud, ¡tanto que no atiné a hacer la cuenta y ver que también me estaba robando! Si lo ven, tengan cuidado, que no les pase lo que me pasó a mí. De sinvergüenzas está lleno el mundo”.
 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas