26 de abril. Cañuelas, Argentina.

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Una socia del Sargento Cabral rompió en llanto cuando se enteró de la venta de un lote

Haydee Riedel y su esposo, Prudencio Coronel, integraron la comisión directiva durante más de 50 años.

Haydee y su esposo, Prudencio Coronel.

Haydee y su esposo, Prudencio Coronel.

“Que hayan vendido ese terreno es una sinvergüenzada” dice Haydee Riedel antes de ponerse a llorar y pasarle el teléfono a su hija. Cuando InfoCañuelas la llamó a su casa acababa de enterarse de la polémica operación inmobiliaria. “Disculpala, el tema la pone muy mal” acota Silvia, retomando la conversación.

Durante 54 años Haydee integró la comisión directiva de la Sociedad de Fomento Sargento Cabral, en distintos cargos. Comenzó cuando Nazareno Barboni, el fundador, todavía participaba activamente. Su esposo, Prudencio Coronel, fue presidente durante dos décadas y miembro de comisión hasta que su salud le impidió continuar.

“Tengo 86 años, soy socia vitalicia desde hace tiempo y en ningún momento me avisaron que había una asamblea para decidir la venta de un lote. No es posible que lo hayan vendido”, dice. Y luego comenta que aún tienen entre sus papeles una carta que le envió en 1996 la subsecretaria municipal de Cultura, Susana Frasseren, invitándola a abrir el patio de la institución como espacio de juego para los chicos del barrio.

También conserva dos diplomas (uno de ella y otro de Prudencio) que hace unos años les entregaron el intendente Gustavo Arrieta y la jefa de Gabinete Marisa Fassi “por su compromiso y trabajo solidario”.

“En un momento, cuando mis padres ya eran grandes y estaban retirados, Ricardo los vino a ver para pedirles que regresaran y lo apoyaran, que él quería entrar como presidente. Entonces mi papá volvió como vice y mi mamá como tesorera. Eso fue hace como cinco o seis años. Fue la última vez que participaron”, agrega Silvia Coronel.

Nazareno Barboni y su esposa Viola Cattani.

La Sociedad de Fomento Sargento Cabral se fundó el 14 de junio de 1956 gracias a la iniciativa de los vecinos Nazareno Barboni, Carlos Narvaja, Rogelio Vortaire y Tito Díaz, entre otros. Barboni era constructor (levantó, entre otras obras, el frente del diario El Mundo en Capital Federal) y en sus ratos libres o dejando compromisos de lado se ocupó de levantar la sede original con el apoyo de sus propios obreros.

“Luego de conseguir los terrenos empezaron primero con dos paredes, luego el techo y por último una pista de baile circular que llamaban ´la tierrita´ porque en pleno baile había que regarla cada dos horas para que no se levantara polvareda” rememora César Elorza, el nieto de Nazareno.

La Sociedad cobró relevancia por la organización de los famosos Corsos de Antaño y por impulsar mejoras para el barrio como la construcción de enormes baldosones que se colocaron en todas las veredas del barrio, en ese momento de carácter suburbano, con pocas construcciones habitadas.

“Me duele que la sociedad de fomento termine de esta manera” dice Elorza mientras repasa las últimas noticias sobre el proyecto de crear un bingo en los terrenos de la sede social. “Yo nunca fui de participar, pero de chico pasé muchos años ahí adentro acompañando a mi abuelo y sé el esfuerzo, el trabajo, que pusieron Barboni y toda la comisión por sostener la sociedad de fomento”.
 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas