Durante más de 30 años el Hermano Alberto Bernal tuvo una silenciosa y a la vez fructífera actividad en el partido de Cañuelas como maestro de música pero también como evangelizador y promotor de la cultura en todas sus formas.
El lunes 8 de septiembre recibió un necesario homenaje en la Escuela Santa María, cuya sala de música fue bendecida y bautizada con su nombre. Allí se reunieron alumnos, docentes, el padre Fabián Urueña en representación del Obispado de Gregorio de Laferrere y algunos referentes del complejo educativo que lo conocieron en su vocación. Se sumaron la intendente Marisa Fassi y funcionarios municipales del área de Educación.
El cura párroco Federico Sosa -también integrante de la familia oblatina- dijo que Alberto fue “un canto a la vida” y que en virtud de su consagración “regaló su vida a Dios”. Destacó que como consagrado secular se ocupó de evangelizar en aquellos lugares donde los sacerdotes no llegaban. “Tenía la necesidad de conocer a cada uno de sus alumnos, de visitar a la gente. No podía dejar a nadie afuera del sistema, necesitaba ayudarlos”, enfatizó.
Luego contó que Alberto solía tomarse el colectivo desde Cañuelas para viajar a la zona profunda de La Matanza y visitar a las familias más humildes.
Telma Garavaglia, ex directora del Santa María, destacó la personalidad de Bernal y su capacidad de entrega en el día a día. “Cuando ya no lo tuvimos más, lo extrañamos mucho” dijo, visiblemente conmovida.
Quién era Alberto Bernal
Nació en Tandil el 18 de febrero de 1934 y allí vivió los primeros años de su infancia. Luego su familia se radicó en La Plata, dónde cursó los estudios primarios y secundarios. Su inquietud por lo artístico lo llevó a cursar en el Profesorado del que egresó con el título de Profesor de Piano y Órgano.
Radicado en Cañuelas, ingresó en la docencia como profesor de Música en las Escuelas N° 11 y 15 y en el Colegio Santa María, en este último en marzo de 1968.
Paralelamente a su actividad educativa, varias instituciones, todas ellas comprometidas con lo cultural y lo social, contaron con su valioso aporte. Fue director del Instituto Cultural que funcionó en Ameghino y Rivadavia (pionero en el dictado de cursos de sociología, periodismo e inglés) y activo colaborador en la Asociación de Amigos de la Cultura de Cañuelas, que trajo al distrito cursos de teatro y espectáculos de música clásica. También integró una comisión de ayuda a la Casa del Niño Laura Vicuña.
Encarnó en su vida la misión evangelizadora por lo cual donde él estaba siempre había lugar para el encuentro con el otro, un momento para iluminar en la fe o para corregir fraternalmente. Ya jubilado de la docencia, en setiembre de 1994, se dedicó a profundizar su misión pastoral. Sus largas caminatas para visitar familias y llevar mensaje fraterno nunca cesaron.
Cuando aún podía seguir dando mucho, la enfermedad lo venció. Falleció el 1 de setiembre de 2000 en Cañuelas, la ciudad-pueblo que tanto amó.
“Quienes lo conocimos y compartimos con él tantísimos años, damos testimonio de su ser respetuoso y afectuoso a la vez; serio y con llegada a todas las edades; austero y desbordante de abnegación. Es imposible nombrar a Alberto y abstraerse de evocar con alguna sonrisa... con alguna lágrima, recuerdos y anécdotas de hermosos e imborrables tiempos compartidos”, lo recordó Telma Garavaglia.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas