28 de marzo. Cañuelas, Argentina.

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Tras una dura pelea contra el Covid murió el “padre Bachi”, el cura villero que inició su sacerdocio en Cañuelas

Cercano al papa Francisco, se transformó en referente de los barrios populares de La Matanza.

El padre Bachi tenía 52 años.

El padre Bachi tenía 52 años.

El sacerdote Basilicio “Bachi” Brítez, reconocido por su trabajo pastoral en barrios de emergencia de La Matanza, falleció el sábado tras pasar tres meses internado por coronavirus. 

El sacerdote, de 52 años, párroco de la iglesia San Roque González del barrio Almafuerte de San Justo, se encontraba internado desde el 21 junio en la clínica San Camilo, donde además contrajo una infección intrahospitalaria.

Durante su prolongada internación recibió innumerables mensajes de apoyo. El papa Francisco se interiorizó por su salud y lo llamó en más de una oportunidad. La última fue hace unos días, cuando se comunicó con la religiosa a cargo de la clínica del barrio porteño de Caballito, la monja Catalina Osella, para conocer su evolución y manifestarle su cercanía. 

“Rezo por el Padre Bachi, por su obispo, por el pueblo fiel al que dedicó su vida, por vos y todos los curas villeros”, expresó Su Santidad, en un escrito dirigido a monseñor Gustavo Carrara, el obispo auxiliar de Buenos Aires para la Pastoral en Villas, y leído en la mañana del domingo.

Bachi visitó a Francisco en junio de 2016. Foto: LOsservatore Romano.

Brítez nació en Villa Rica, departamento de Guairá, Paraguay, el 14 de julio de 1968. Vino a la Argentina en 1971 junto a su padre -zapatero- y su madre -empleada doméstica- y se instaló con su familia en una villa cerca de las Barrancas de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires.

Devoto de la Virgen de Caacupé, patrona de su país natal, se ordenó sacerdote en diciembre de 1994. Su primer destino fue como vicario de la parroquia Nuestra Señora Del Carmen de Cañuelas siendo párroco el padre Julián Pardo.

Más allá de sus funciones en la sede parroquial de Cañuelas y de brindar catequesis en el complejo educativo Santa María, el joven pastor recorría las zonas rurales para acercar el evangelio a quinteros y obreros de los hornos de ladrillos, donde forjó su ministerio en favor de los más humildes.

En 1998 fue enviado a la Catedral de San Justo y al año siguiente recaló en la parroquia del barrio de su niñez: la iglesia San Roque González. Desde ese momento se transformó en un cura villero siguiendo el ejemplo del padre Carlos Francisco Mugica. 

En un mensaje publicado en julio pasado en L´Osservatore Romano, Francisco lo definió como “El pionero de Villa Palito, San Petersburgo y Puerta de Hierro, todos esos barrios a los que dedica su vida”.


Durante su convalecencia, Bachi mostró sus ideales a través de una reflexión que publicó en redes sociales: “Es el partido que yo decidí jugar, que fue estar del lado de la gente, acompañándola en estos momentos tan particulares, y no estar en la comodidad de mi casa. Pero, bueno, la voluntad de Dios es que, en estos momentos, yo esté en el banco de suplentes”.

Al pie de este artículo se puede escuchar parte de una de sus últimas homilías, en la Semana Santa de este año. En ese ámbito expresó que la pandemia nos enfrenta a la pregunta “¿De qué sirven las cosas materiales? Podemos ser ricos o millonarios pero nos morimos por no tener lo único que es gratis, el oxígeno. Hoy se caen todas nuestras seguridades, el hombre se encuentra vacío y no sabe de dónde agarrarse". Luego advirtió: "Aunque vengamos a la iglesia y seamos católicos, hemos llenado nuestra alma de mucha basura”.

El sacerdote José María “Pepe” Di Paola celebró el domingo una misa por el eterno descanso de su compañero de fe en tanto que el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, decretó tres días de duelo. El presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández lo despidieron con sendos mensajes de afecto y admiración.

Escrito por: Redacción InfoCañuelas