20 de abril. Cañuelas, Argentina.

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El adiós a Ernesto Flores, maestro y campeón del Cañuelas Fútbol Club

Falleció a los 77 años en San Miguel de Tucumán. En los ´60 integró el fabuloso equipo albirrojo liderado por Rolando Ponce. También alzó la copa jugando para San Martín.

Flores en el equipo campeón de Cañuelas, 1968.

Flores en el equipo campeón de Cañuelas, 1968.

La historia del fútbol cañuelense perdió esta semana a don Ernesto Flores, “El Tucu”, un enorme jugador que formó parte de la gloriosa época amateur de la Liga Cañuelense. Su vida se apagó el 26 de agosto, a los 77 años, a causa de una insuficiencia cardíaca. 

Había nacido el 7 de noviembre de 1942 en San Miguel de Tucumán, en el seno de una familia numerosa, de 11 hermanos. A los 15 años se instaló en Cañuelas, en la casa de su hermana mayor. 

Ya incorporado a la vida social de su pueblo adoptivo, se interesó por la práctica del fútbol, jugando en la década del ´60 en la competitiva Liga de Fútbol de Cañuelas.

En 1965 se consagró campeón vistiendo la camiseta del Club San Martín junto a Juan José Ponce, Heriberto Ponce, Jorge Martínez, Ernesto de los Santos, Angel Lamonte, Roberto Porte Petit, Roberto Pelereteguy, Luis Martín Uhart, Martín Oyharzábal, Hugo Auge, Roberto Luis Mensi, José M. Beratz, Lindor Causit y Juan José Mazzoleni. El San Martín consiguió el título de manera inapelable, en condición de invicto.

Ernesto fue maestro en la Escuela 1. En la foto junto a las colegas Rubini y Alegre, entre otras.

Tres años más tarde volvió a ser campeón con el Cañuelas FC de la mano del DT Rolando Ponce. En ese año, 1968, Flores compartió equipo con una extraordinaria generación de jugadores como Héctor Salaburu, Manuel Araujo, Alcides Aguilar, Alberto Gurdala, Héctor Del Valle, Miguel A. Farías, Baltazar Rodríguez, Daniel “Bulldog” López, José Sconza, Raúl González, Néstor Morales, Miguel Echarri, Javier Arrieta, Aníbal Morales y Mario Gasparini. 

Realizó sus estudios en el Departamento de Aplicación (Perito Comercial y Magisterio) integrando la primera promoción de maestros de la Escuela Normal Nacional. Fue maestro de la Escuela 1 (turno noche) y en 1970 comenzó a trabajar como administrativo en la empresa Juan Salé Agrícola Motor, donde permaneció por más de 15 años.

En 1971 se casó con Graciela Prado, matrimonio que duró 10 años y del que nacieron Leonardo, Andrea y Nancy, quienes le dieron ocho nietos.

En 1985 decidió regresar a su provincia natal, acompañado por su segunda esposa, Ramona. En esta nueva etapa se dedicó a la venta de tractores, volcando la experiencia que ganó con Salé. Tal fue su desempeño que la firma Deutz lo premió como el mejor vendedor de la Provincia. 

1966, estudiante de Magisterio.

Al jubilarse, en 2007, se dedicó a brindar talleres sobre fe y religión. Murió el 26 de agosto en su querido Tucumán, acompañado por su esposa e hijo.

En Cañuelas quedaron sus hijas Nancy y Andrea, quienes viven esta pérdida con extrema tristeza. La implacable pandemia les impidió viajar para despedir a su papá, como hubieran querido. A la distancia, le escribieron una carta que quisieron compartir en InfoCañuelas no sólo para despedirlo sino para que muchísimos amigos que cosechó en la docencia y el fútbol lo tengan presente en su recuerdo.

PANDEMIA Y DISTANCIA

Qué tristeza y angustia sentimos por no poder despedirte y sostener tu mano en tus últimos momentos. La vida nos separó por 1.300 kilómetros de distancia, pero la pandemia lo hizo para siempre. 

Quizá el destino quiso que te recordáramos como la última vez que te vimos. Sabemos que estás en un lugar mejor, que te ganaste y al que estabas preparado para ir. 

En Tucumán con algunos de sus nietos.

“El Tucu”, “El Gringo”, Ernesto Flores, así te llamaban muchos. Fuiste el menor de 11 hermanos, el “mimado”, canillita, un gran jugador de fútbol, maestro, empleado de don Juan Salé y distinguido como el mejor vendedor de Deutz, pero lo más valioso e importante es que fuiste una buena persona.

Un papá con una memoria increíble (un don que heredaron tus nietos), de buenos valores, trabajador, de bajo perfil y respetuoso. Todo eso y tus enseñanzas se lo transmitiremos a nuestros hijos, para que sientan que su abuelo estará siempre presente en sus vidas.

Gracias por enseñarnos que las cosas simples de la vida son las importantes: la unión familiar, los afectos, la fe, ser justo, decir siempre la verdad (de buena manera) y defender los principios para caminar con la frente en alto.

Nancy y Andrea Flores
 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas