07 de diciembre. Cañuelas, Argentina.

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Hace 50 años se inauguraba el edificio del Hogar de Ancianos San José

Se construyó en un predio que perteneció a la estancia Las Rosas. Silvia Biato y Lila Etcheverry, integrantes de la comisión por más de 20 años, recuerdan parte de su historia.

El intendente Marzetti (traje claro) visitando la obra.

El intendente Marzetti (traje claro) visitando la obra.

Un viernes 16 de julio de 1971 -hace 50 años- se inauguraba el edificio del Hogar de Ancianos San José, la primera institución de Cañuelas dedicada a la residencia de adultos mayores.

En rigor, la institución se constituyó el 11 de septiembre de 1947 pero pasó mucho tiempo hasta que la comisión directiva logró reunir el dinero para concretar el proyecto. A lo largo de más de veinte años un grupo de mujeres liderado por Felisa Mathieu de San Juan trabajó incansablemente juntando fondos mediante almuerzos, donaciones y rifas, las mismas fuentes de ingreso que se utilizan hoy en día para paliar los gastos de funcionamiento. 

En agosto de 1969 el señor Indalecio Oscar Balsamello, apoderado de la sucesión de Felisa Mathieu de San Juan, ratificó la donación de la parcela 46b, de 7.138 m2, que formaba parte de la estancia Las Rosas, propiedad de la familia Mathieu, con destino a la Sociedad de Amparo al Anciano San José. 

El 26 de junio de 1970, durante una ceremonia presidida por el padre Antonio Gatti, se entronizó la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. “El número de personas que llega a la ancianidad es cada vez mayor. Cuando los hijos ya casados se van, quedan los viejos solos. La tristeza es la amaga compañía. Y si se pierde la compañera o el compañero de toda la vida, la amargura es mayor. La casa de los hijos ya no es nuestra casa. Es necesario un nuevo hogar donde se brinde amor, protección y bondad”, decía el cura párroco.

La construcción del edificio inaugurado en julio de 1971 estuvo a cargo de una comisión que integraban Juana Fullone de Masciotra, Adelaida Sabathié, Gustavo Martínez, Beatriz Trouillet, Delia Gallo de Gallassi, Matilda Basavilbaso, Magdalena Basavilbaso, María V. de Basualdo, Mercedes de Liendo, Nelly Fullone, Juana de Liendo, Héctor Menta, Elvira Rizzi, Mariana E. de Bañera, Francisco Donato, Heriberto Urbisaia, Domingo Masciotra y Carlos Sella. Felisa, la gran benefactora, llegó al extremo de vender un campo de su propiedad para concluir las obras.

Elbio Rodríguez y Fermín Salazar durante un almuero a beneficio.

Haydée de Mathieu fue la primera presidenta de la comisión directiva. La sucedieron María Esther Mozotegui de Niveloni (1947); Juana Fullone de Masciotra (1970); Nélida Yuly de González (1973); Delia Matilde Gallo de Gallazzi (1978); Aurora Mozotegui de Ezquerra (1981); Delfa R. Garavaglia (1982); Lila María Etcheverry (1993) y Silvia Mogliasso de Biato (1999 hasta la actualidad).

Empresas como Molino Cañuelas, Extragas, Transporte Menconi, Heil Trailer, Ispra junto con las fundaciones Roca y Pedro Mosoteguy han colaborado en distintos momentos con aportes y donaciones. Entidades como Cocatra, la Cámara de Comercio y la Sociedad Rural también se han sumado organizando almuerzos a beneficio. Rotary, Rotaract e Interact han acudido en varias oportunidades para hacer tareas recreativas.

El edificio cuenta con una capacidad para 32 abuelos, aunque en la actualidad residen 22.

DOS PILARES

“Estuve más de veinte años en la comisión directiva, siempre luchándola para cubrir los gastos. En sus inicios tenía capacidad para diez personas y sólo podían ingresar abuelos desamparados que no tenían hijos ni familiares que pudieran hacerse cargo de ellos. Con el tiempo se fue ampliando. Durante la presidencia de Quela Garavaglia se agregaron habitaciones y luego se agregó otra más donada por la Fundación Mosoteguy, lo que permitió llevar la capacidad a 32” recordó Lila Etcheverry, quien dejó de participar en la comisión directiva hace tres años por problemas de salud, pero sigue muy pendiente de todo lo que sucede.

El intendente Ezequiel Rizzi y Antonio Tarragó Ros plantando un árbol en el parque del Asilo. Los padrinos fueron los abuelos Fernanda y Ricardo.

“Es una institución que ha logrado mantenerse en el tiempo porque siempre fue manejada con mucha seriedad y transparencia. Muchas de las personas que están en la comisión tienen más de 10 años de participación y eso te da una pauta del compromiso que tienen con esta misión” agregó Lila, quien destacó el apoyo permanente de la comunidad, de las empresas y del estudio contable de Heriberto Urbisaia. “En un momento, cuando empezaron a surgir normas contables que escapaban a nuestro conocimiento, fue fundamental la ayuda que nos brindó Heriberto Urbisaia”.

Lila conserva en su memoria innumerables anécdotas de sus años al frente de la institución, pero rescata dos especialmente risueñas y emotivas. Recuerda que una noche la llamaron para avisarle que un interno que había salido durante la tarde a tomar “una copita” no había regresado. “Me alarmé muchísimo, la llamé a la Dra. Ana Velázquez y salimos a buscarlo temiendo que estuviera caído en alguna zanja. Estuvimos hasta las 3 de la mañana recorriendo boliches de Cañuelas y Los Aromos sin poder encontrarlo. A las 5 de la mañana hice la denuncia en la Comisaría. A la hora del desayuno apareció el hombre mirando de reojo como un chico que se mandó una travesura, se tomó la leche y se fue a dormir vestido. Con Ana lo fuimos a ver a la habitación, nos decía que le dolía la cabeza y le molestaba la luz. ´¡Eso es por las copas que te tomaste anoche!´” lo reprendimos.

Remate de una pintura de Rodolfo Morfese durante un almuerzo a beneficio, en la Sociedad Rural. Archivo InfoCañuelas.

“En otra ocasión Raúl Peña nos ofreció hacer un espectáculo de fuegos artificiales para una fiesta de fin de año. Reunimos a todos los abuelos en el parque y fue maravilloso. ´Cañita´, un hombre que vivió muchos años en el Hogar, que siempre era muy emotivo, lloraba de contento. ´¡Mirá qué lindos los fueguitos!´ decía mientras le corrían las lágrimas por las mejillas. Y Vigil, otro de sus compañeros, revoleaba un pulóver gritando ´¡Huija! ¡Se viene el fin del mundo!”.

Silvia Biato forma parte de la comisión desde 1993 y la preside desde 1999. Cuando se le pide un resumen de lo que significa para ella tantos años de trabajo voluntario, asegura que vive una mezcla de sensaciones. “Para mí es una responsabilidad muy importante y a la vez una gran emoción, no la de ser presidenta, sino la satisfacción de colaborar y hacer algo por los abuelos. Hacer este trabajo te llena el alma, estás en paz porque estás haciendo algo por el prójimo”.

Destaca la incorporación de mucha gente joven, creativa y voluntariosa. “Hay una comisión muy activa en la que todas tiramos para el mismo lado. Hace muchos años que vengo pidiendo que alguna otra asuma presidencia, pero me piden que siga. En su momento Lila también pedía que alguien la reemplazara y me fue enseñando hasta que llegó el momento de tomar la posta. Por suerte la comisión sigue en marcha con el apoyo de la comunidad, que es invalorable”.

Tarragó Ros tocando unos chamamés para los abuelos.

Actualmente acompañan a Biato: Nancy Recalt (vicepresidenta 1ra.); Claudia Galli (vicepresidenta 2da.); Ana María García (secretaria); Marcela Curone (prosecretaria); Silvia Berrueta (secretaria de Actas); Noemí Caeiro (tesorera); Edith Nesprías (protesorera); Mirta Miranda, Beatriz Barreto, Graciela De los Santos, Mónica Curone (vocales); Mabel Nassano, Juana Arguindeguy, Lina Bonavita, Lydia Montefiore (vocales suplentes). Revisoras de cuentas: Miriam Lois, Rosa Frecino y Susana Basualdo.

Durante la tarde de este viernes 16, en coincidencia con el Día de la Patrona de Cañuelas, se hará un sencillo festejo limitado por la pandemia. Los abuelos compartirán un chocolate en el interior de la sede mientras los miembros de comisión se reunirán en la galería del parque.

Germán Hergenrether

Escrito por: Germán Hergenrether