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La dueña de casa estaba calentando el agua para hervir unas pastas, salió a tomar aire en la galería y de pronto se le abalanzaron tres encapuchados armados con pistolas automáticas. En cuestión de segundos la hicieron entrar y la redujeron junto a sus tres hijos.
Así comenzó la secuencia del asalto sufrido por la docente jubilada Iris Mazza y su familia el viernes 23 de abril en la chacra de 5 hectáreas ubicada sobre la ruta 205 km. 58,500, entre Los Nogales y el campo de Malcorra. Con unas tijeras habían cortado candados y el alambrado perimetral.
Los delincuentes estuvieron tres horas en la casa. Mientras uno que actuaba de “amable” los mantenía vigilados, conversaba con Iris sobre las carreras universitarias de sus hijos y hasta le puso un saco debajo del cuerpo para no se enfriara en el contacto con el piso, los otros dos recorrían la casa en busca de dinero y una caja fuerte, que por supuesto no existía. Con frecuencia hablaban con un cuarto hombre que al parecer era el jefe y estaba en las cercanías.
En general se comportaron de manera correcta aunque los maniataron con tanta fuerza que Iris tuvo que pedir que le aflojaran las ataduras a su hijo al ver que sus manos comenzaban a amoratarse. En un momento se apoderaron de unos facones, desenvainaron uno y amenazaron con cortar a uno de los maniatados si no aparecía el dinero.
Los objetos que les interesaban los iban cargando en la camioneta Toyota Hilux de la familia. La lista incluyó varios electrodomésticos, un lavarropas, una hidrolavadora, una garrafa, una máquina de cortar pelo, dos televisores, frazadas, una bicicleta mountain bike, un anillo, herramientas y algo de dinero en efectivo, no más de 10 mil pesos. También cargaron unos productos veterinarios que Iris acababa de comprar para las 30 ovejas que tiene en la chacra.
Al cabo de tres horas, y al convencerse de que era una familia normal, sin dólares ni grandes ahorros en la casa, optaron por retirarse. Primero se fueron dos en la camioneta de Iris. Con la intención de despistar preguntaron si el vehículo tenía nafta suficiente para llegar a Luján. “Tiene medio tanque, no sé si te alcanzará”, respondió la víctima.
El tercer delincuente permaneció en la casa, vigilando, hasta que al rato pasó el jefe en un vehículo de apoyo.
Todos vestían zapatillas, ropa oscura, pasamontañas, guantes y por su torso desproporcionado parecían llevar un chaleco antibalas debajo de las camperas. Para la policía de Cauelas no se trata de la misma banda que viene asaltando en estancias y countries de la zona, integrada por cinco delincuentes, pero el detalle de cómo vestían plantea algunas dudas.
Iris vive en el lugar, heredado de sus padres, desde hace 23 años, haciendo una vida tranquila de jubilada. Tiene unas ovejas y gallinas y al fondo de su casa hay un quincho que previo a la pandemia alquilaba a turistas. Alguna vez sufrió el robo de algún caballo y hace poco más de un mes fue víctima de un cuento del tío, pero jamás habían ingresado a robarle de esta manera.
De todos modos, en un contacto telefónico con InfoCañuelas, se mostró agradecido por no haber sufrido violencia física. También agradeció a productora de seguros Micaela Mariscotti por la contención que le brindó cuando hizo la denuncia por el robo de la camioneta.
LA CAMIONETA APARECIÓ EN ALEJANDRO KORN
Alrededor de las cuatro de la tarde el esposo de Iris recibió el alerta de su televiso se había conectado a Netflix desde un lugar no habitual. Cuando se dirigió al Destacamento de Alejandro Petión para comunicar ese detalle, le avisaron que la camioneta Toyota Hilux negra, doble cabina, año 2001, matrícula DPZ 188, acababa de ser encontrada en un barrio de Alejandro Korn, en el partido de San Vicente. El vehículo -que se había quedado sin nafta- estaba intacto, salvo por el faltante del estéreo.
La ubicación demuestra que huyeron en la dirección contraria a Luján, el destino que habían mencionado para despistar.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas
