28 de abril. Cañuelas, Argentina.

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“Historia de Cañuelas”, un texto desconocido de Carlos Vega

InfoCañuelas publica por primera vez un artículo del genial musicólogo en el que resume el origen del partido.

Carlos Vega (1898-1966) es reconocido a nivel mundial por su aporte en el terreno de la musicología pero antes de volcarse de lleno a recorrer Sudamérica para recopilar ancestrales expresiones del folklore, se dedicó con entusiasmo a la literatura, el periodismo y la indagación histórica. Tanto es así que en su juventud escribió una suerte de ensayo en el que expuso una entretenida y detallada síntesis del origen de su pueblo, la construcción de la Iglesia y la llegada del ferrocarril.

Ese documento de ocho páginas escrito a máquina por el propio Vega y pubicado en el periódico Provincia en 1942 se encuentra preservado en el Archivo de Música Popular, Folklórica e Indígena del Instituto de Investigación Musicológica “Carlos Vega” que funciona en el ámbito de la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).

En la introducción del texto titulado “Historia de Cañuelas” Vega expresa que se vio “sorprendido” por una solicitud a la que no podía negarse, y que decidió abandonar otras tareas para amalgamar algunos datos que había reunido con la idea de escribir la historia de Cañuelas en el futuro. Ese repentino pedido -no aclara de quién- precipitó el proyecto. Error o ironía del autor, escribió su nombre con una `d` en el medio lo que parece indicar ´Cardos`en lugar de `Carlos`.

Reconoce que es un trabajo “escueto”, en el que faltan datos, pero que todo lo expuesto es “rigurosamente histórico”.

Sostiene que el nombre del partido deriva de un arroyo bordeado por pequeñas cañas (cañuelas) y adhiere a la tesis de que Cañuelas fue fundado en 1837, fecha instaurada en distintos manuales geográficas de finales del siglo XIX como el famoso “Handbook of the River Plate” (1885), de Michael George Mulhall y ‎Edward T. Mulhall; “La provincia de Buenos Aires y sus 81 partidos” (Dolores Ruiz, 1886) o “Geografía de la República Argentina” (Francisco Latzina, 1888).

Dato al margen: fue Ricardo Levene en su “Historia de la provincia de Buenos Aires y formación de sus pueblos” (1940) el primero en establecer la fecha fundacional del 22 de enero de 1822, luego tomada por los historiadores locales Arturo Gallino Dungey y Lucio García Ledesma en la década del `70.

Volviendo al ensayo de Vega, explica que los campos en los que se asienta Cañuelas hacia el 1800 pertenecían a los socios Antonio Rodríguez Román y Francisco Agar y Trillo.

“Agar se volvió loco y en 1804 murió en un hospicio. Como el solitario ganadero español no dejó herederos forzosos, sus bienes pasaron a poder del Fisco. Sin entrar en mayores averiguaciones el Estado se quedó con todo, con lo del pobre Agar y con lo de su socio Rodríguez Román. Naturalmente Román se presentó reclamando su mitad. Corrieron los años. El gobierno, después de reconocer los derechos del socio, comisionó en 1824 al agrimensor Felipe Senillosa para que deslindara la herencia del muerto de la pertenecía del vivo. Poco antes habíanse propuesto los dispersos vecinos la edificación de un oratorio bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen de las Cañuelas y habían solicitado al gobierno la extensión de campo necesaria para la fundación del pueblo”. 

El Estado le otorgó al vecindario lo que Vega define como “un modesto retazo de doce cuadras por lado”, mucho menos que las cuatro leguas cuadradas que se solían ceder para la fundación de los pueblos. El resto de la tierra fue vendida a Hilarión Castro, a la sazón el primer juez de Paz del distrito.

De este modo el novel historiador explica que “Cañuelas se quedó encerrado en sus doce cuadras, privado del terreno fiscal para su normal crecimiento”. La “calle ancha” del centro se extendía desde “la calle del Hotel San Juan” (hoy Acuña) hasta “La Amarilla” (restaurante Los Cinco Hermanos). Ante esa carencia de espacio el pueblo se fue desplazando, ranchito a ranchito, sobre las chacras de la familia Ruiz que iban desde la calle Acuña a la estación (lo que dio lugar a un juicio y embargo contra la Municipalidad e Cañuelas que duró casi un siglo y que fue levantado durante la gestión del intendente Alfredo Morgante, en la década del ´50).

Dedica un espacio importante a la primitiva Iglesia, construida con donaciones de la comunidad. Asegura que la colocación de la piedra fundamental se concretó el 24 de abril de 1862 con la presencia del presidente de Corporación Municipal Evaristo Alfano (por Alfaro) y los miembros siguientes: Juan Antonio Rodríguez, Juan Bautista Page (vicario) Dr. Manuel Acuña, Juan Mac Clymont, Máximo Fernández , Pedro Gajón, el secretario Juan Olivares, el arquitecto inspector Don Manuel Raffo y los comisionados de la obra, Justo Fuentes y Daniel Miró.

En 1863 se colocó el techo y mientras se esperaba la llegada de aportes adicionales del gobierno provincial para concluir la obra sucedió lo impensado: el 13 de junio de 1863, a las 12 de la noche, el templo se derrumbó. Cuenta Vega que el Ing. Enrique Hunt, enviado por la provincia, se sorprendió al ver que la torre estaban detrás, lo que alimenta el mito de que fue construida allí por error. Como culpable del desastre fue señalado el maestro mayor de obras, que utilizó elementos de mala calidad para las columnas. 

“Cuando el infortunado capataz, seguramente después de tomar sus matecitos, fue tranquilamente la mañana del derrumbe a seguir el trabajo y se encontró con el templo en el suelo, montó a caballo y castigó campo afuera como alma que lleva el diablo. Nunca lo pudieron encontrar” cuenta Vega con una pincelada de humor. La reparación costó unos buenos pesos adicionales y a pesar de la solidez de la estructura, los cañuelenses siempre siguieron mirando la construcción con desconfianza, temiendo un nuevo colapso. 

En las páginas finales Vega abunda en el trazado del ejido urbano realizado en 1864 por el agrimensor Federico Coelho de Meyrelles, quien dio cuenta de la irregularidad en la división de los terrenos. “En resumen, el pueblo estaba todo chueco”, sintetiza Vega.

Como cierre de su pequeño ensayo menciona que la llegada del ferrocarril le quitó a Cañuelas el dominio comercial que tenía sobre otros pueblos de la campaña convirtiéndola en una “ciudad auxiliar” de la Capital. Aporta un dato de color: en un primer momento se habia pensado en situar la estación ferroviaria en el nacimiento de la calle Del Carmen, es decir donde actualmente se encuentra el edificio de la Finaco (El Castillo).

Gracias a la gentileza del director del Archivo de Música Popular, Folklórica e Indígena, Dr. Julián Mosca, quien nos envió una copia del documento, hoy lo podemos compartir con los lectores de InfoCañuelas.

Germán Hergenrether

Escrito por: Germán Hergenrether