25 de abril. Cañuelas, Argentina.

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Luis Salinas: “Uno nunca se tiene que olvidar de dónde viene”

El reconocido guitarrista y compositor tocará este viernes 31 en El Cultivo. “Siempre le pido a Dios que la gente se pueda llevar lo que vino a buscar” dice sobre su vínculo con el público.

Acaba de brindar una serie de conciertos en Costa Rica. Unos meses antes tocó por primera vez en Moscú. Hace dos años lanzó su último disco, El Tren, y hace casi una década el anterior, Sin Tiempo, junto a Tomatito y Spinetta. Ese artista del mundo que sólo graba cuando tiene “algo para decir” se presentará este viernes 31 de mayo en El Cultivo.

Será su segundo concierto en este pequeño reducto de Cañuelas. Dice que quiso volver porque cuando tocó el 26 de enero encontró “mucho amor por la música”. 

Nacido en Monte Grande y criado en Villa Diamante, Lanús, a pesar de la cercanía geográfica son pocas las oportunidades en las que se lo pudo disfrutar en Cañuelas. La primera vez fue un recital que dio en los 90 en la inauguración de La Galería, un emprendimiento del músico Perico Burgos en la casona de Alem y Rivadavia.

-Solés tocar tanto en grandes escenarios internacionales como en un pequeño lugar de barrio... ¿Cómo se vive esa dualidad que no es tan frecuente entre los artistas?
-No comparo, lo disfruto. Uno nunca se tiene que olvidar de dónde viene porque cada lugar tiene su encanto. Me gusta mucho eso de tener la gente tan cerca y en este caso mucho más, porque toco con mi hijo. 

-¿Cómo se fue desarrollando ese vínculo musical con Juan? 
Hace ocho años más o menos que tocamos juntos. El primer disco lo grabó a los 15... en un momento le dije ‘¿querés tocar algo solo?’ Y tocó. Le pregunté ‘¿Cómo te sentiste?’ Me respondió: ‘Una gran libertad pero también vi mis limitaciones’. Me pareció muy linda esa reflexión. Le dije, ‘Bueno, Juan: hay que estudiar y seguir trabajando para ser libre. No para ser mejor que nadie, sino para ser libre’. Y lo primero que le dije cuando tocamos juntos fue ‘Tenés que sentir tus notas, escuchar a tus compañeros y disfrutar, no tenés nada que demostrar. Si lo lográs, lo vas a pasar bien vos, los que tocan con vos y lo va a pasar bien la gente’. Ese es el camino que vivo con Juan. Y también aprendo cosas de él, porque uno también aprende de los hijos.

-¿Es el mismo ida y vuelta que tuviste con tu padre?
-A los 11 años mi viejo tocaba la guitarra, el bombo, la armónica... era una especie de niño orquesta. Si bien me crió mi vieja, la música viene de él. Me ha dado algunos consejos, diciéndome que hay que tratar de crear siempre, frasear la melodía, que hay que respetar la música porque es una manera de respetar al público y a uno mismo. Desde ese lugar él siempre está.

-¿Cómo te llevás con las nuevas tecnologías? Cuando empezaste, la manera de llegar al público era el disco y el concierto. Hoy están las plataformas, redes, -Youtube... 
-Bueno, en Youtube por ahí hay cosas que no me gustan, grabaciones de mala calidad en las que no se escucha algún instrumento... quiero ver si puedo tener un canal oficial para poner ahí lo que yo quiero. Por otro lado es muy bueno porque gracias a esas herramientas te pueden conocer en cualquier lado del mundo. Hace poco tuve una satisfacción muy grande, me llamaron de Rusia. Toqué en Moscú para 1.500 personas. Me sorprendió tanto que le pregunté al productor cómo era el tema... Me explicó que en Rusia tenía 9 mil seguidores en no sé qué redes, cosa que no me había imaginado nunca. Son cosas que suceden hoy. Hay que aprovecharlo. Por eso le digo a cualquier músico joven: que graben y lo pongan en Youtube. En la televisión ya no hay espacios para la música. Hace unos años estaba Juan Carlos Badía, pero después ya no quedaron espacios de difusión y las radios están muy manejadas por las compañías.

Cuando Juan empezó a tocar y yo le decía que tenía que encontrar su propia voz, me acuerdo que, como todos, él quería tocar ‘Europa’ de Santana. Le digo ‘Bueno, vamos a escucharlo...’ Y le conté que cuando yo era chico esperaba que pasaran el tema de Santana en alguna radio y por ahí tenía que esperar dos días para ver si lo pasaban de nuevo. Hoy ponés pausa y lo volvés a escuchar todas las veces que quieras. Hay que saber aprovechar eso. El único problema que veo es que por la facilidad de acceso a todo puede pasar que no profundices en nada.


-¿Siempre pudiste vivir de la música?
-Depende de lo que uno necesite. Yo me crié en Villa Diamante, me gustaba el mate cocido con pan y podía vivir con eso. Mi pretensión en la vida era mínima. Más adelante trabajé en Monte Grande en un cultivo de champiñones, en un frigorífico y terminé aprendiendo el oficio de tapiceros en Flores. Después de eso se fueron dando las cosas. No me acuerdo cuándo fue la primera vez que me pagaron por tocar. En esa primera etapa fue fundamental el mensaje de mi madre, que me decía ‘quiero un hijo feliz’, es decir, jugátela por lo que te gusta. A partir de ahí desarrollé mi condición natural.

-Entonces cuál es el mensaje para muchos chicos que apuestan a la música y que por ahí dudan de si podrá ser su medio de vida...
-No me gusta dar consejos porque cada uno tiene su vida, su camino. Si uno ama lo que hace y lo desarrolla, siempre hay más posibilidades. Todos los grandes que conocí tienen en común que no se mienten, hacen lo que sienten, se han jugado por eso. No hay que perder la fe de hacer lo que se siente. También hay una diferencia ente hacer música porque te gusta y porque lo necesitás, de la misma manera que hay una diferencia entre decirle a una mujer ‘quiero verte’ y ‘necesito verte’. Cuando la necesitás, no hay distancia que te pueda separar de ella. Hay músicos que si no tocan, se mueren.

-¿A vos te pasa? ¿Si no tocás te morís?
-No me veo haciendo otra cosa. Si tengo una cita y antes agarro la guitarra, seguro que llego tarde. No es que toco todo el tiempo, pero en mi casa las violas están todas dispersas y fuera de su estuche, siempre al alcance de la mano.

-¿Con qué se van a encontrar los que vayan a escucharte el viernes?
-Estuve tocando ahí hace poco, vi mucho amor por la música y por eso quise volver. Voy a estar de nuevo con mi hijo y esta vez también acompañado por el percusionista santiagueño Juan Alejandro Tula. Siempre digo que la gente no tiene por qué entender de ritmos y melodías, pero que se da cuenta cuando un músico es sincero. Si nosotros no nos emocionamos, la gente tampoco. No creo en la iglesia pero sí creo en Dios y siempre le pido que la gente se lleve lo que vino a buscar.

PRESENTACIÓN EN EL CULTIVO

Luis Salinas tocará este viernes 31 a partir de las 21 en el restobar de calle De los Inmigrantes 1023. Reservas: 2226 59 6484 / 2226 54 0049.
 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas